Rap desapegado al ego del rap: El Oss regresa a lo “Copérnico”

Rap desapegado al ego del rap: El Oss regresa a lo “Copérnico”

Uno de los primeros textos que me atreví a escribir con la misión de presentar un disco fue para S.O.S. de El Oss en el 2009, antes de que exista este blog así como tal. Era un archivo Word adjunto en la carpeta en la que se descargaba el álbum, así como una fotocopia inserta. Ahora que lo recordé y lo busqué, reparo en muchos detalles que me hacen gracia, como el logo de La Celda de Bob en el fondo de marca de agua. Lo leo y revivo memorias de esa época, aún tan artesanal e ingenua en su manera. Pienso que era transición muy rica y diversa en propuestas, que realmente había que ganarse la posibilidad de tener presencia si es que se quería entrar a lo que sería la siguiente etapa en el juego. Algo así como mírenme, yo también quiero estar y hacerlo profesional. Fue más o menos de esa forma como siento que se presentaba El Oss con ese primer disco, con más convicción de ver en la música un camino que cuando la necesidad y curiosidad lo llevó a editar su maqueta Fénix años atrás.

Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).
Agradecimientos a Agencia Mingala.

Desde el despegue con S.O.S. Óscar Durán editó los discos Si Supieras… Lo Que Encuentras Cuando Dejas De Buscar (2011), Fantasmas (2013) y De Piedra (2017); entre un sinfín de colaboraciones, singles y presencia en varios de los hitos que definen a la década más prolífera del rap en Chile, siendo un referente más de ésta. En el camino también publicó tres volúmenes de su serie No Visto, álbumes recopilatorios de colaboraciones y creaciones sueltas.

Sin dudas, se ha mantenido inquieto y activo artísticamente, siendo un autor que destaca por encontrar la inspiración en los propios procesos. La reputación del puentealtino ha brillado principalmente por la dedicación de sus textos y conceptos, que además se abren en una apuesta musical instintiva, desmarcándose de los patrones tradicionales en un género como el rap, matizando sus escritos con las distintas musicalidades que en su obra convergen.

La advertencia que hacía El Oss con ese primer álbum que representaba su propuesta a la escena se ha cumplido acorde al compromiso que le ha puesto a su carrera. Más de una década ha pasado desde entonces y los caminos se reencuentran para confirmar felizmente que si seguimos hasta aquí es para demostrar lo aprendido y recorrido. Creo que lo resume de una no mejor manera en Copérnico, su nuevo lanzamiento en formato larga duración, una jugada que representa la madurez de un estilo e identidad que se ofrece en una propuesta elegante, simple, pero, sobre todo, sincera.

“Siempre tuve metido en la cabeza esto de Copérnico, incluso antes de indagar sobre su descubrimiento y obra. Como Doc Brown en “Volver al futuro”, quería una mascota con ese nombre, y además fui fanático de un graffitero neoyorquino llamado Cope. Aquí sentí que todas las canciones tienen una intención de desapego al ego, como siento lo hizo Copérnico, demostrando que la iglesia no tenía la razón absoluta y que la tierra en definitiva no era el centro del universo.”

Copérnico suma un total de 17 canciones, una cifra cuya generosidad solo se iguala a la cantidad de artistas que colaboran, lo que a esta altura es ya una característica en las producciones de Óscar. En este episodio se incorporan al tracklist una selección de esritores de lujo, entre ellos Nosecuenta (Mantoi), Gran Rah, Sadika, Rapsofonista, Nacor Ereos, Autodidacta, Cronelnegro, Macrodee, ProblemWild, E.Cais, Zebatack, Nápoles, PhilDaVerbo y Naufra; nombres que se asocian a seriedad y cuidado en las barras altas en recursos y metafóras. La musicalidad la otorgan voces como las de Dinelly, Loudy, Nella D y ApoloCat, contrastando así textos y melodías de calidad que nacen desde las entrañas, naturaleza que acompaña ésta y todas las etapas creativas de Durán, donde la virtud radica en la honestidad de su rap, hoy más lejos de las depresiones de aquel primer título, pero sí mucho más y profuso en autocuestionamientos, donde la conciencia, el autor y la persona se desmarcan de la primera plana para observar el panorama desde su insignificancia.

Copérnico es ese desprendimiento y, más allá de las grandes habilidades y la alta calidad musical que se exhibe en esta entrega, creo que el triunfo está en entender ese crecimiento poniéndole un punto de partida al camino recorrido, pues, además de revivir la historia, te invita entender dónde estás sin confundirte con saber para dónde vas. El Oss es una consecuencia de su permanente búsqueda y incomprensiones. Supo convertir en arte y desarrollo personal todo ese caldo y mantener la particularidad de su propuesta en una escena que, sin tanta explosión mediática como lo fue hace unos años, resiste y se mantiene madurando entre códigos de respeto y credibilidad.

Copérnico fue grabado completamente en Rustic Records por Gabriel Díaz, mientras que de la mezcla y masterización estuvo a cargo Pablo Flores Navarro (JesteinRitmos). En los ritmos cuenta con la participación de beatmakers diversos, como Baseh, Dieguelz, Delaion, Isaac Mute, OhMaik, Beatmosferah, E.Cais, Yordan Jara, MdeMoras, InmortalBeats y Cronelnegro, además de los arreglos musicales de flauta de Chystemc, guitarra eléctrica de Qatarsys y los scratches de DjAdez. La dirección de arte corre por el propio Óscar Durán en Asidesignple.

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