Mucho Muchacho en Chile: El regreso del rapero favorito de tu rapero favorito.

Mucho Muchacho en Chile: El regreso del rapero favorito de tu rapero favorito.

Aún recuerdo cuando muchacho, escuchando a Mucho Muchacho, era como presenciar un milagro. Yo no tenía ni idea de lo que hacer y él me dijo HACER ALGO, y el gato manso se convirtió en pardo”. Así versan algunas de las barras del rapero malagueño Delaossa en el icónico “Dicen de mí” de su recomendable debut Un Perro Andaluz, reciente lanzamiento que, en su concepción y promoción, puede ser una de las ejemplificaciones más fieles del cómo se vivía el rap en España en sus dorados noventas. Y si bien Delaossa es hoy por hoy una de las piezas más interesantes de analizar en el panorama ibérico, ya habrá tiempo para hablar con justicia y en detalle sobre su obra, pero vale decir que la suya es una entre miles de referencias para demostrar el valor transversal en el tiempo que tiene la influencia del mencionado Mucho Muchacho en las generaciones de rap hispano de las últimas dos décadas, y cómo aquel estado mental original, capaz de poner en el mapa del rap latino el nombre del barrio desde donde salió para comerse el mundo, ha sido inspiración para tantas historias que se han escrito desde entonces. Este mes de junio la leyenda regresa a Chile tras su última visita en el 2016, y, pese al paso de los años, aquellos trucos varios y chulería de cada rima seguirán siendo siempre ese lugar común innegable en el soundtrack de nuestras vidas, es decir, un panorama que no se puede pasar por alto.

Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).

La historia musical de Oliver Gallego Sarmiento se inicia a principios de los noventa en la era de las maquetas en España con el proyecto 7 Notas 7 Colores. El hambre adolescente de ese grupo de amigos se registró y multicopió en canciones como “La casa del piloto” o maquetas como La Comunidad Del Guisante y Floriver Neas. La viralización orgánica de su propuesta les hizo fama más allá de su natal Barcelona, lo que posteriormente los llevó a firmar su debut discográfico en el año 1997 con Hecho, Es Simple, una de las cartas mejores jugadas del hasta entonces incipiente sello Boa, columna vertebral de la industria de mercado en el rap de España entre la última etapa de los noventas y primera década de los dosmiles. Los relatos en primera persona de un cabreado Mucho Muchacho que fluían sueltamente sobre la atmosfera espacial de los ritmos de Dive Dibosso, hicieron de Hecho, Es Simple un clásico instantáneo, indiscutido e inamovible en la historia del rap latino, de esos que no puedes tapar con un dedo ni siquiera en este 2019, como lo sigue siendo Aquel Que Había Muerto de Vico C en el género boricua o el Ser Hümano!! De Tiro De Gracia en el género chileno, por dar algunos ejemplos. Hecho, Es Simple es la banda sonora de un filme marginal cuya misión no es otra más que salir a partir la madre y ganarles a todos. Por cierto, misión cumplida.

Aquel clásico cumplió el pasado 2017 su vigésimo aniversario. El emcee le rindió tributo con una gira por buena parte de España, y el sello lo celebró con una reedición remasterizada y que incluso recuperó y redigitalizó la pieza audiovisual del sencillo “Buah”, uno de los primeros vídeo clips en la historia del rap hispano. Aquí, Mucho, en su esencia, rapea, luce y representa como muchos hoy quisieran.

Del chulerío y supervivencia en las calles de El Prat de Llobregat, Mu pasó a convertirse en un profesional del negocio de la música y la toma de oportunidades. La conquista de audiencia y territorios de 7 Notas 7 Colores continuó con sus álbumes 77 (1999) y La Mami Internacional (2000), llegando a brillar en escenarios de Estados Unidos, México y Chile. Para entonces la formación se completaba con el rapero Eddy Drammeh y el productor y deejay ruso Vadim, pero termina disolviéndose de forma definitiva en el año 2002. En la entrevista que le realicé al productor Dive Dibosso el año 2010, se refería al quiebre de 7 Notas 7 Colores de la siguiente forma:

Veo la relación de un grupo como la de una familia o una relación de pareja. Cuando estás tanto tiempo conviviendo con alguien en el aspecto profesional, acabas creando una relación muy fuerte y a veces dependiente, al final algún día esto se rompe, puede llegar a cansarte tanta convivencia: viajes, hoteles… hay mucha complicidad. Es un estilo de vida y es algo natural que a veces las relaciones se rompan para un bien común, llega un momento en el que cada uno debe seguir su camino y, si sigues trabajando, esto fructifica en  nuevos proyectos, en nuevas ideas, todo depende de la inquietud que tengas, y en mi caso esto se materializó en el disco de León Drámaz junto a Eddy Drammeh, allí empecé a trabajar más mi sonido, en hacer algo diferente.

Soy Mucho Muchacho porque lo necesito.

Tras el quiebre con 7 Notas 7 Colores y la rehabilitación después de estar medio año fuera del juego por un atropello, Mucho Muchacho monta su propio sello C.R.E.A.M. y en el 2003 publica su debut solista: Chulería.

El que podría entenderse como el puntapié de una nueva historia, termina siendo de manera no oficial el final de un episodio que consagró a Oliver entre uno de los pilares fundamentales en la construcción del rap hecho en España. Y no, esto no quiere decir que su primer álbum en solitario fuera un fracaso, todo lo contrario, hay mucho Mucho Muchacho en él, es una joya de culto, completamente atemporal y que su sustancia valida todos los créditos que lo llevaron hasta ese punto, pero se entiende como el digno punto final de su participación en un ciclo único e irrepetible en la historia del rap español, de donde nunca nadie lo podrá sacar. A pesar de que el motor creativo no paró, todo lo sucesivo no tuvo tanta relevancia o impacto en el curso de la historia. Varias maquetas de singles en la época de Myspace, una que otra colaboración, alertas sobre un eventual regreso del proyecto 7 Notas 7 Colores bajo otra formación, entre apariciones en entrevistas y conciertos, fueron las noticias que recibimos de su parte durante los años siguientes, pero nada concreto hasta el 2013, cuando presentó junto los productores de Cookin’ Soul el álbum Cocinando Bananas, el cual legó algunas muy buenas rolas y rimas fieles a su estilo que se agradecen, pero que, definitivamente, no tienen el mismo peso contextual que el de su prontuario antes descrito: “Chico, no siempre es todo como tú querías, ¿sabes?”

En diciembre del 2018 liberó la primera de las cuatro partes que componen el proyecto T.F.P.O.M. (The Fatty Part Of Milk), que en lo sensato no viene a demostrar más que su capacidad de aún hacer música por la diversión y el placer que esto le significa, sin el miedo por ser la sombra de su juventud, sin apostar tampoco por recuperar ningún trono en la escena, pues, si bien siempre ha reconocido la importancia de su escuela autodefiniéndose como “el cabrón con más”, su obra no ha perdido esa espontaneidad inicial de hacer la música porque sí, sin esperar nada de ella más que satisfacer la necesidad de hacerla. Y probablemente ese entendimiento desinteresado haya sido la fórmula que hizo de aquel literal Hecho, Es Simple el éxito que sigue siendo hasta hoy, pero que, en el caso de 7N7C, los llevó a transitar una vía profesional sin precedentes en la historia del rap en España.

Ése es Oliver. Nunca un rapero en decadencia, sino referencia y de las pocas obligatorias. Parte importante de la cimentación del rap en nuestro idioma, y hoy un adulto con muchas más hazañas que contar de los hitos por los que le recordamos, y que, con la misma facilidad en que lo hacía en el rap a sus veinte, se le ve fluir en distintos aspectos de la vida, ya sea sobre su skate a sus cuarenta y tres años, pinchando música en alguna discoteque de Ibiza o emprendiendo proyectos como su Cream Barber Shop. Su inmortalidad en la música está en cada buena propuesta que sigue saliendo y que mantiene aquel hambre de salir a comerse el mundo, como el mencionado Delaossa, referentes actuales que reconocen en la obra de Mucho y compañía aquella influencia original. Hacerse llamar el rapero favorito de tu rapero favorito no cualquiera podría hacerlo, pero en este caso se basa en hechos. Es simple.

Y fui a ver por primera vez a Mucho Muchacho el año 2010. Repetí la experiencia el año 2016. Ambas veces disfruté el show. Sé que de un concierto suyo no se puede esperar nada más que la oportunidad de revivir y corear los principales clásicos que se desprenden de su historia. No espero más que eso, porque nadie me engaña prometiendo que será otra cosa. Mucho Muchacho, más allá del legado musical, es el personaje y todo lo que representa su estilo de vida, y hay días en que necesitas sentirte Mucho Muchacho. Sus últimas creaciones no me enloquecen, tampoco me defraudan, pero su legado me sigue sorprendiendo y acompañando hasta el día de hoy. A propósito, la semana pasada descubrí una joya de track llamado “Si puedes ver los problemas en el aire, no respires” perteneciente a un recopilatorio presentado por el sello Superego el año 2000 llamado Los Planes Y Archivos Secretos Del Doctor Yo. De esos hallazgos que nutren las razones por las que se me hizo fácil escribir estas líneas para promocionar sus próximos conciertos en Chile. El primero de ellos será en Club Subterráneo de Santiago el jueves 20 de junio, producido por La Sordera y Clarity Live. El segundo será en Trotamundos Terraza de Quilpué, y es producido por Rebel M&B. Para ambos conciertos las entradas se encuentran disponibles a través del sistema Passline.cl.

Quisiera concluir con unas palabras de Mucho Muchacho compartidas el año 2008 en el documental Spanish Players 2, un registro muy valioso que aprovecho de recomendar a cualquier amante o simpatizante de la escuela del rap español, donde 7 Notas 7 Colores tiene su merecido capítulo, y se puede entender a través de los testimonios de sus protagonistas varias de las interrogantes y reflexiones que nos dejó su historia.

Si me preguntas que queda de aquel Mucho Muchacho de cómo empecé, pues mi vida ha sido esto todo el rato. Le debo todo al Hip Hop, pues me ha enseñado a hacer todo lo que sé hacer. Me ha enseñado a ser empresario de alguna manera, me ha enseñado a ser recepcionista, a ser “el chico de los paquetes”, a hacer rap, a escribir, a que me interese la lectura. Me ha enseñado todo. Entonces, ¿qué queda de eso? Pues queda todo, porque eso fue lo que me hizo a mí como persona, y la persona que soy es eso. Estoy totalmente metido en esto hasta los huesos. No puedo salir de aquí, y es el papel que me ha tocado jugar en la vida, y lo acepto no sabes cómo. Soy feliz gracias a esto. Lo puedo decir. Era un chaval muy furioso, Mucho Muchacho era un chaval muy furioso, y sigo siendo furioso, pero tengo otros métodos. A veces se llega más lejos con una sonrisa que con un puño. Es lo único que puedo decir.

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