Debe ser casualidad, desde luego, pero, mientras preparaba esta publicación, pensaba en lo enriquecedor que se ha sido en muchos aspectos la sangre oriunda de Argentina para el desarrollo del Hip Hop en España en distintos contextos. Pensaba especificamente en lo que significaron el Kapi One de finales de los 80’s y los 90’s, y en el Dano de la década anterior, pero es innegable además la brisa fresca que ha sido la influencia de las hermanas Nathy Peluso y Sofía Gabanna desde sus respectivos caminos a la generaciones actuales y no tan actuales. Debe ser casualidad, desde luego, pero no está de más ponerle atención a esa combinación de una mentalidad creativamente inquieta y trabajadora en una tierra más abierta a posibilidades y oportunidades.

El caso de Kapi One es digno de atención. Más de 50 años en esta vida de los cuales casi cuatro décadas han sido dedicadas al Hip Hop por y para el Hip Hop. Oficialmente su nombre está desde la primera piedra, incluso en el recopilatorio Rap De Aquí (1990, BMG/Ariola), pero, sobre todo, en el corazón del underground de Barcelona de esos inexpertos años, siendo de los pocos que estuvo haciendo posible la existencia de oportunidades cuando no había nada más que ganas. Y desde el principio nunca ha dejado de estar.

Para mí son de esos tipos a los que, si hubiese que personificar al Hip Hop en ser, sería como él, pero no sólo por dominar hábilmente las cuatro ramas originales en las que se afirma esta cultura, sino por una cuestión de actitud, consecuencia, valores y credibilidad. Bueno, de todo eso y más tuve la suerte de poder conversar junto a él en una entrevista que le hice en febrero del 2015, mientras terminaba de pintar un graffiti en Santiago Centro aprovechando su visita al país como deejay de Mala Rodríguez en sus giras. Con eso te lo explico mejor.

Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).
Agradecimientos a Agencia Mingala.

“Me he formado como ser humano con esta cultura”:

El documento de identidad de su natal argentina lo describe como “tez trigueña”, y ese fue el título que escogió para nombrar el primer single que lanza bajo su oculta faceta de emcee, una deuda personal que por fin salda, pues, a pesar de tener a favor muchas actos que validan su manera de pensar, asegura que también tiene mucho por decir.

Quería contar una historia sobre el Hip Hop local, ya que se me considera un pionero de la escena en Barcelona, y todo el mundo trata de asociar esta cultura a algo sano, lleno de esperanza y limpio. La realidad es que también hemos tenido de “lo otro” y elegí un tema que me tocó de cerca, el consumo de drogas químicas entre muchos de mis compañeros. Además, quise contar la cronología de la escena explicando cómo las drogas que la gente del Hip Hop consumía, también iban evolucionando en paralelo a la cultura. Yo no formé parte de ese consumo nunca, pero he visto desaparecer muchos compañeros desde el principio.”

La historia de Kapi One es consecuencia y perseverancia en la cultura Hip Hop, considerándose por sus pares como un padrino de la misma, inspirando a distintas generaciones que le han sucedido, ejemplificando con hechos para demostrar que no hay edad ni límites más que los autoimpuestos, pero, sobre todo, que el amor y devoción hacia la cultura implica una gran responsabilidad con la misma.

“Ese enfado reprimido que tengo con los que tratan de lavar la cara de la cultura Hip Hop a toda costa, tenía que sacarlo y expresarlo. Básicamente porque yo me he formado como ser humano con esta cultura y forma parte de mí inevitablemente.”

“Tez trigueña” es un single autoproducido por Kapi en Jazzroom Studio (Barcelona) que cuenta además con los scratches del propio autor. Se presenta con un vídeo clip co-producido con Nando Izquierdo que retrata y transmite las emociones de la canción, la cual narra desde una perspectiva autobiográfica una cronología de la escena y las impresiones del autor sobre distintos sucesos que ha encarnado siendo parte de la misma.

La canción está disponible en todas las plataformas digitales. El diseño de portada es obra del mismo autor, con la fotografía de Juan García y el lettering de Slow Fire. Sin dudas, ésta será la primera de muchas entregas que enriquecerán a la escena a través de la privilegiada experiencia y perspectiva de quien ha visto y participado en su desarrollo desde el día uno, que a la vez también es pionero dentro de su escena en confirmar que el Hip Hop es un camino sin punto final.