Conocí a AVR hace exactamente cinco diciembres, el mismo día que conocía la ciudad de Montevideo, y el anfitrión local, Chili, me invitó a un meeting previo a la tercera edición de los Premios Al Hip Hop de su plataforma El Quinto Elemento. Ahí me presentó a una buena parte de lo que en aquel entonces era la escena de Hip Hop uruguaya. “Él es parte de Zero Achake, unos gurises que están metiéndole duro en los bondis”, me dice con cara de “a éste lo tienes que conocer“ mientras nos dábamos la mano con Álvaro Silva Pereyra. Le pregunté si lo podía acompañar un día, y me respondió afirmativo con esos ojos y sonrisa abierta y dispuesta que lo caracterizan. Recuerdo esa vibra muy buena de su parte, simple y espontáneo. Algunos días después lo volví a ver en los Premios Al Hip Hop y su aparición me dejaba más o menos claro quién y era y qué había hecho durante ese 2015. No me explico por qué, pero nunca me puse de acuerdo con él para concretar esa misión durante el viaje. Se me hizo insuficiente el tiempo, y reconozco que me frustré, pues sabía que el estado mental que podría compartirme era propio únicamente de ese lugar y tiempo. Otra espina clavada de ese paso fue conocer a la Eli Almic previa al Hacé Que Exista, pero con ella pude estar meses después cuando vino por primera vez a Chile junto a Dj RC, precisamente a presentar su álbum Hacé Que Exista. En esa junta, la uruguaya me sugiere que escuchemos la nueva maqueta solista de avr, Pianísimo, entre sus recomendaciones de las buenas cosas que estaban pasando por allá. Lindo trabajo, muy original, dentro los más destacados dentro de aquel período, lógicamente.
Cada vez que tenía nuevas noticias de AVR, era porque sumaba una raya más. Por ejemplo, en el 2018 llegó hasta Chile junto a CHN para conocer, recorrer y también presentar el entonces recién estrenado Satori, un discazo que compusieron en conjunto antes de irse a la vida recorriendo ésta y otras partes del continente. En el estudio de Radionauta Online se inmortalizaron lindos momentos y conversaciones que son inyecciones para la vida, y creo que la visita de estos dos es una de esas tardes que no se olvidan.
Los del colectivo Oriental 34 llegaron con guitarra en mano dejando la energía de su mensaje y freestyles, pero principalmente a inspirar con la ejemplificación en terreno sobre su visión de la persecución de los sueños. Me gustan esas entrevistas a raperos que acaban siendo conversaciones con personas, porque la entrevista al rapero acaba cuando acaba el programa, pero cuando una persona tiene mucho más de qué hablar se hace necesario alargar la instancia. Recuerdo acabar en la banca de alguna plaza compartiendo experiencias, ideas, una bolsa grande de papas fritas y un par de botellas de cervezas. Me despedí con una sensación de renovación tras cruzarme en el camino de esas almas viajeras.
Esa generación, con demasiado recorrido como para llamarse nuevas promesas, y con demasiada juventud y hambre como para creer que ya vivieron su mejor etapa, son una fuerza capaz de darle la vuelta a sus respectivas escenas y así sacarlas por un rato de sus contextos y clichés antagónicos, tan sólo por esa capacidad de visualizar y materializar sus propias ideas sobre el arte. AVR me pareció ser de esos tipos que no desperdiciarán sus dones rapeándole sólo a las mismas 20 personas por una mala interpretación del significado del undergropund, ni tampoco buscará la vanguardia o la tendencia para conseguir una vitrina más popular que le permita darse a conocer más allá de la frontera ese underground. En cierta forma, el salvoconducto para escapar de los vicios limitantes del Hip Hop lo encuentra en su convicción, el desprejuicio de su imaginario creativo, pero, sobre todo, en su determinante puesta en acción, sin embargo, no por escaparse de esas cadenas el resultado pierde la esencia de su entidad. Al contrario, la potencia. Creo que ejemplos como el de AVR te reabren el Hip Hop de la calle desde la calle, sin rapear de la calle, tampoco sobre el Hip Hop, pero la calle y el Hip Hop enseñan de una particular forma y él se formó haciendo Hip Hop en la calle, y lo que es más, supo cómo canalizar ese conocimiento adquirido para transmutarlo y ofrecerlo a la comunidad sin cegarse en la búsqueda del propio beneficio.
“HIP HOP ES INFINITO Y YA LO ESTAMOS DEMOSTRANDO”:
Recuerdo que por estas mismas fechas, pero hace un año, AVR me habla por redes y me dice que quería compartirme algo. Se trataba de las maquetas de su proyecto Sankofa, un álbum que venía trabajando los últimos años y que ya entraba en su fase de post-producción. Buscaba opiniones y me lo confío. No me lo esperaba, y apenas descargué ese WeTransfer puse play.
Entré en el viaje y no podría describirles de forma lógica cuáles fueron mis primeras sensaciones, pero si le sirve de algo, me sentí internándome en una selva inmensa y desconocida, que pese a lo poco familiar que se me hacía, me acogía y daba refugio. Las maquetas aún sin terminar se Sankofa me desconectaron rápidamente de mi quehacer para invitarme a apreciar el cuadro completo, más bien disfrutarlo, sin tanto análisis ni mucho menos expectativas. La música y la poesía que danzaban mientras sucedía su minutaje fue una vibración redonda de emoción, me puso ahí, me llevó hasta ese lugar, la zona desde donde AVR y compañía daban curso a su trance, que podía ser un carnaval de candombe, una jam de jazz, un ritual ancestral, bailando en el “Soul Train” en otra década, una tertulia poética, pero no, era todo y eso y más condensado en un buen álbum de Hip Hop.
Entendí de inmediato que estaba frente a algo distintamente poderoso, el precedente a una nueva evolución, o la inscripción de un nuevo concepto o episodio en la hoy desencontrada música latinomericana. Un choque entre la memoria y la cultura, un abrazo reconciliador con lo que dejamos de recordar y ver más allá del alcance de nuestras miradas. Por lo demás, me sorprendía y maravillaba descubrir la conexión entre un artista de esta generación como AVR con exponentes legendarios como Rubén Rada o Hugo Fattoruso, ambos fundamentales en la construcción de la identidad musical en Uruguay, que era de esperarse encontrárselos hablando de aquella historia en un proyecto como la serie documental “Rompan Todo” de Netflix. La única aproximación entre estas distantes generaciones que vi fue la sesión inédita que alguna vez protagonizaron el esquivo productor Dellepiane con Fattoruso, “Música de vecindario”, que si no es porque el registro audiovisual lo colgó por ahí el realizador cubano Yoyo López, sólo habitaría en el impenetrable disco duro de Mateo. Desde ahí al menos lo vi yo cuando éste me invitó a su guarida en el 2015, pero sé que esa suerte ocurrió sólo porque en su momento pude ganarme la confianza de un productor como Dellepiane Digga y así escuchar sus joyas ocultas y los mundos que éstas abren, sin embargo, AVR no quiere guardarse esas conquistas y búsquedas personales, quiere dárselas al mundo entero, quiere conectar y educar al mismo tiempo que se educa a sí mismo en su andar. Eso es Sankofa, una liberación, tan personal como cultural, y un portal que invita a cruzarse desde la emoción, de llevar al Hip Hop donde hasta ahora nadie que yo sepa lo ha llevado de esa manera en nuestro continente.
Conservé aquel tesoro tan íntimo que me confió AVR durante medio año, que fue más o menos lo que tardó la finalización del álbum, publicándose oficialmente en noviembre del 2020. No subestimo las capacidades de un creador como AVR, pero su obra me sorprendió, también me fascinó. La he recomendado en redes y en uno que otro programa, pero tenía pendiente escribir esto. Tiene tantas buenas barras que se me hace imposible subrayar una para darle sentido a algún titular, y todas ellas suman mejores reflexiones que citar si quisiera destacar algún pensamiento, pero son esos discos para sentirlos, la recomendación es la experiencia de hacerlo, pero, si te interesó lo que leíste hasta aquí, te invito a descubrir objetivamente de qué trata.
“Peleo con rap, por la sonrisa de tus hijos,
vive siempre resiliente en este mundo desprolijo,
encuentra tu luz debajo de la tormenta.
Candombe, una indetindad que sí me representa,
Boom bap, de las mejores cosas que me han dado los noventas”
Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).
Fotografía por Alfonsina Ferrari (@tresjazmines).
“MIRAR HACIA ATRÁS PARA IR HACIA ADELANTE”:
Antes de hablar de Sankofa, es importante partir dejando claro que el rapero y compositor oriundo del Buceo está fuertemente influenciado por la cosmovisión afro, pilar artístico importante en la cultura afrodescendiente de la actualidad uruguaya. Sankofa, que en lenguaje Twi del pueblo Akan en Ghana, significa “mirar hacia atrás para ir hacia adelante”, es una propuesta tan interesante como inédita, que considera las reflexiones e investigaciones en materia de discriminación racial, y que en lo musical fusiona diferentes géneros con base en el rap, el candombe y el jazz.
“Para mí es un disco que tiene dos lecturas. Una es hacia afuera, lo que representa para la gente, y la otra es lo que representa para mí. Sankofa es un símbolo de la actualidad afrourugaya, en el sentido de que está mostrando una lucha que viene de atrás, que es más fuerte, una base que otros hicieron y nosotros retomamos pisando más fuerte. Yo siento que cada afro que se dedica al activismo, a dar un mensaje, a cuidar o informar, tiene que hacerlo más fuerte que el que vino antes.”
Partiendo de una lírica crítica y reflexiva, el punto de vista observador de AVR se posiciona desde una madura juventud y hacia el crecimiento que implica ser integrante de esta sociedad, transversalizando diferentes temáticas sociales, étnicas y de género. Sus letras se apoyan en la poesía de Juan Julio Arrascaeta, bisabuelo del artista y primer poeta afro publicado en Latinoamérica, punto de partida para una profunda investigación genealógica y por la que en la obra aparecen diversas geografías, personajes, influencias e instituciones que le dan forma, cara y escenario.
“Quise hacer este álbum de forma profesional, contundente, estridente, mágica, y empática. Lograr que me identifique a mí y también a muchas personas. Me tomé muy en serio lo de investigar, mirar hacia atrás para ir hacia adelante. Lo siento como un hijo, porque fue algo que también pasó por mi ADN. Toda esa información la digerí, licué, ovulé y salió, la parí. Fue complicado el proceso de enfrentarme a todo un mundo desconocido que nunca me habían hablado en mi casa. Nadie me había dicho que Arrascaeta era un apellido muy querido y respetado. Traté de rescatar todo eso para plasmarlo en el disco y hoy siento como que logré algo que me sirvió a mí, y que le puede seguir sirviendo a otra gente el día de mañana. Al ser así, también pienso que es un símbolo, porque es algo hecho por una persona, pero no es esa persona, es más.”
Al momento de su estreno, son tres los vídeo clips que acompañan la promoción de Sankofa, todos producidos por Andrés Pelacchi de EquilibrioAV. El primero es “Testigo”, el cual cuenta con la participación del legendario músico uruguayo Rubén Rada y en el que se hace referencia a la omisión de las costumbres afroamericanas y a la normalización de conductas racistas, mientras homenajea la poesía afrodescendiente uruguaya de Virginia Brindis de Salas y José Roberto Suárez, más otras latinoamericanas y estadounidenses.
En “Bajo del árbol” la presencia de la multifacética Ángela Alves logra retratar la ancestralidad de la cultura afroruguaya a través de su voz, su actuación y recitado de la poesía de Juan Julio Arrascaeta.
Finalmente está “Barrios”, uno de los sencillos más apegados a la esencia clásico del rap dentro del álbum, en el cual colaboran tres de los principales referentes del género en Uruguay, como Viki Style, Santi Mostaffa y Dj Mats, alzando un fuerte grito de Hip Hop protesta, haciendo además un homenaje a la memoria del recordado graffitero Felipe Cabral (Plef), hijo del virtuoso músico Chichito Cabral, asesinado de un disparo en la cabeza en febrero del 2019 mientras pintaba. El clip producido también por EquilibrioAv está personificado en títeres diseñados por el colectivo de mujeres Nzinga.
El álbum de 11 canciones incluye colaboraciones de músicos de la talla de Rubén Rada, Hugo Fattoruso o Ángela Alves, entre otras destacadas referencias del género, como Santi Mostaffa, Viki Style, Wolflow, Dj RC, Dj Mats y el chileno Papitas Freestyle.
Sankofa destaca por la identidad y profundidad de su musicalidad, la cual se acompaña por las participaciones e intervenciones de artistas como Cecilia de los Santos (coros), Darwin Silva (piano), Álvaro Salas (tambores), Luis Gutiérrez (percusión), Tato Bolognini (flauta traversa), Juan Olivera (trompeta), y el propio Álvaro Silva, quien se encarga de la producción y arreglos instrumentales junto con Felipe Fuentes, mientras que de la mezcla y masterización estuvo a cargo Luis Ravizza en Berequetum Estudio.