#LaceldadebobEnUruguay | Premios al Hip Hop de El Quinto Elemento Vol. 3

#LaceldadebobEnUruguay | Premios al Hip Hop de El Quinto Elemento Vol. 3
Cuando en diciembre del año 2013 se realizó la primera versión de los Premios al Hip Hop de El Quinto Elemento en Uruguay, entendí de inmediato que no se debía desatender por mucho más tiempo lo que ya estaba pasando desde la otra orilla del Río de La Plata, donde una escena desconocidísima para el latinoamericano promedio comenzaba a permitirse su propia instancia de encuentro, reconocimiento y premiación; de paso, inscribir un no menor precedente entre sus países pares con la ejecución de este formato. Al poco tiempo, cuando pude ver el resumen audiovisual de aquella primera edición, confieso que no me lo podía creer. Lo que vi fue una comunidad de representantes o exponentes de la cultura Hip Hop que, lejos de los juegos de egos e intereses, se envolvía en una ceremonia de felicitación colectiva, celebrando su historia y recapitulando las actividades del último período. Una familia de protagonistas del Hip Hop que, pese a lo adverso de no contar con una numerosa escena por detrás que impulse un desarrollo más cuantioso, defiende bajo sus propios estandartes y fórmulas sus poco más de dos décadas de construcción, siendo así una de las comunidades más autosuficientes –por lo tanto menos contaminadas— que nos comparte el presente del Hip Hop hecho en el continente.
El director, gestor y cabeza detrás de la plataforma El Quinto Elemento, Fernando Richieri (alias Chili, el Fab 5 Freddy de la movida montevideana), es un buen amigo que me he hecho gracias a todo esto de estar metido en el mundillo de la comunicación independiente. A través de él y los podcasts que comparte en su web, he podido conocer algo más sobre la escena Hip Hop de Uruguay y también de los premios que con mucho esfuerzo saca adelante hace tres años. Desde lejos me convertí en admirador de su obstinada puesta en marcha, pero como todo en esta vida hay que conocerlo para realmente saber de qué se trata, tuve que venirme hasta Montevideo para acompañarlo en los preparativos finales de la tercera edición de los Premios al Hip Hop, los que se celebraron el pasado miércoles 23 de diciembre en el Auditorio Nacional del Sodre. Y bueeeno, viajar para empaparme de la atmósfera uruguaya y aprovechar de hacerme una nueva familia entre su buena gente… shó qué sé.

Texto y fotografías por Darío Gutiérrez O. (a.k.a Güissario Patiño)
Colaboran con fotografías: Jackson Martínez & Mateo Teperino.

El Paraisito:

Llegué el domingo 20 a la tierra del candombe. La gran noche estaba a sólo horas de ser otra hoja en la historia, pero desde luego eran los días más duros después de varios meses de planificación y gestión. Todavía se leía algo de intranquilidad entre las palabras de Chili. Esta vez apostaba por llenar una de las salas de la principal casa cultural en Uruguay. El Auditorio Nacional del Sodre es en categoría algo similar al Teatro Municipal de Santiago, por lo que se entiende esa incertidumbre sobre la respuesta que una escena independiente y arisca (como solemos ser) pueda tener frente a este tipo de ofertas. Sin embargo, a esta nueva versión le precedían dos realizadas en la conocida Sala Zitarrosa, un espacio más popular, pero no por eso menos imponente, que tuvo una experiencia creciente en concurrencia. Siguiendo esa lógica, los pronósticos se veían favorables, pues poco a poco los “Premios al Hip Hop” comenzaban a abrirse su necesario espacio entre los mismos actores de la cultura.
Para esa tarde dominical estaba programada una reunión con todos los involucrados en esta versión: alrededor de ochenta personas entre organizadores, artistas y presentadores invitados. La idea era dejar claras las últimas interrogantes, pero principalmente convocar al encuentro, a reconocerse las caras, entibiar los motores entre todos los que tenían una responsabilidad en esta empresa. Y así fue. A goteras aparecían algunos de los colaboradores, que a su vez eran mayoritariamente figuras representativas de la actividad Hip Hop local. Empecé a corroborar entonces la unidad o cercanía entre los distintos sectores. Todos son conocidos, todos comparten un mismo código, todos son origen y a la vez causa de una sola historia. En Uruguay el Hip Hop cumple su rol arriba y abajo del escenario por igual, es decir, se nutre y respalda por sí mismo de un modo casi incondicional. Hay variedad de estilos o ideologías como los hay en todos lados, pero la diversidad se entiende desde lo esencial que resulta su existencia, por lo tanto se acepta y respeta, pudiendo así convivir una escena entre sí sin sectorizarse en micro-escenas, algo que sin sería dudas nocivo para una familia que, al no ser tan numerosa, es aún capaz de identificar cuáles son sus caras.
El convite (realizado en el espacio de arte independiente Pera de Goma) fue distendido. Cervezas de cortesía refrescaron la tarde y las distintas conversaciones que ahí salían. Pude conocer y compartir con una buena porción de los exponentes del Hip Hop de aquí. Personas muy comprometidas con sus pasiones, que además manifestaban un cordial interés por conversar y descubrir qué es lo que uno podría tener para contarles. Esto llamó mi atención, ya que hace tiempo venía sintiendo que, en un lugar como Santiago, lo de sacar la conversación es un ritual que queda cada día más en el olvido. Lo que puedes encontrarte cuando la buscas son monólogos en los que el “yo” es actor principal y secundario, o tal vez alguno que otro chisme sin interés, pero escasea eso de que dos o más ideas coincidan en una nueva discusión. Contemplé con buenos ojos eso y también el desarrollo de la reunión de pauta que ultimó los cabos sueltos respecto a la ceremonia de premiación del miércoles siguiente. Todo claro, todo conversado, todo planteado y todo resuelto. En definitiva, todo demasiado organizado como para ser cierto, por lo tanto, todo se me hacía muy admirable.
Fotografía por Jackson Martínez
Los siguientes dos días fue ver a Chili desplazarse de un sitio a otro, responder entrevistas, conseguir autorizaciones, entregar formularios, hacer llamadas y resolver acrobáticamente los últimos contratiempos que amenazaban con desintegrar el escuálido hilo en el que se balanceaba su calma. Inés Iribarne se encargó de diseñar las gráficas y también la escenografía. El living de Chili, corazón de El Quinto Elemento, fue trasladado hacia la sala, así como un cargamento de elementos y estructuras rústicas que darían forma a los distintos ambientes que conformaron el suntuoso escenario. Ya puesto el último detalle en su lugar, el equipo organizador recuperaba otro ritmo en su respiración. Volvía la quietud y en ellos sólo habitaba la impaciencia por dar inicio a esas dos horas que enfrascarían el trabajo de semanas enteras concentradas en no doblegar la convicción de brindar una ceremonia de calidad para la comunidad, no sólo rapera, sino que hacerse merecedores de su espacio en la oferta  cultural de la capital uruguaya.

Premios al Hip Hop: “Un loco con una idea es loco hasta que ésta triunfa”

Pasadas las 21:00 horas del miércoles 23 de diciembre, los alrededores del Auditorio Nacional del Sodre comenzaban a poblarse por pequeños lotes de raperos que se encontraban a compartir algo antes de ingresar a la Sala Hugo Balzo. El auditorio que se caracteriza por convocar a los sectores más altos o burgueses de la sociedad uruguaya, por primera abría sus puertas a un evento hecho cien por ciento por y para la cultura urbana. Pero no sólo eso, pues también buscábanse un lugar entre las butacas algunas familias que no quisieron quedar fuera del festejo.
El recinto terminó de repletarse a los pocos minutos del inicio oficial del espectáculo, a eso de las 21:35. El anfitrión de la casa, Chili, o más bien su voz, nos daba una calurosa bienvenida antes de presentar el primer show de la noche. Tres de las principales agrupaciones de break dance de Montevideo compartieron escenario: La Vieja Escuela, Style Fusion y Elemento Suicida. La colectividad de la presentación compartida sobre los ritmos soltados por Dj Platos Violadores (quien ofició de deejay de principio a fin) prendieron desde la primera hasta la última fila, siendo los puntos máximos los debuts oficiales de las nuevas generaciones, como B-girl Luana de tan sólo cinco años.
Finalmente los animadores hicieron su entrada a escena: Chili y el emcee local Santi Mostaffa se instalaron en el sofá de El Quinto Elemento para dar un repaso de lo acontecido en la escena uruguaya durante los últimos doce meses. Cabe hacer hincapié en que los Premios al Hip Hop es una instancia que persigue resumir lo más destacado del año en materia artística, ya sea en rap, break dance o graffiti; clasificando dichas ramas en doce categorías que permitan hacer de la premiación algo más incluyente y a la vez específico, sin embargo, no hay ganadores ni mucho menos perdedores, sólo creadores activos a los que se les reconoce por algún trabajo en particular en el período de un año, de igual modo en que a través del portal El Quinto Elemento se le ha referenciado en el transcurso del mismo.
Fotografía por Jackson Martínez

La rutina fue sencilla. Chili y Santi contextualizaban el programa con opiniones y comentarios acerca del 2015 que tuvo el Hip Hop en Uruguay, para que luego los presentadores, todos participantes activos del movimiento, revelaran los nominados y destacados de las distintas categorías. Cada destacado se dirigía al escenario a compartir algunas de sus impresiones y recibir el clásico galardón de El Quinto Elemento, junto con algún regalo cortesía de los auspiciadores independientes. Entre esos agradecimientos, me quedaron bien grabadas algunas de las palabras del emcee JT, quien fue destacado en las categorías MC Solista y Dupla (junto a Dj Lvzy). Él compartió una experiencia reciente en la que un joven seguidor de su música lo reconoció en la calle y le manifestó su gratitud y respeto. JT reparó en que para el común de cualquier exponente de ahí, el Hip Hop no es una alternativa para conseguir dinero, más bien son los mismos sueldos los que muchas veces se invierten en concretar proyectos o conseguir mejores equipos, insistiendo en que la verdadera recompensa está en ese mínimo e inesperado reconocimiento que te impulsa a seguir trabajando por lo que crees.

Otro que figuró entre los grandes reconocidos del año fue Rodrigo Chávez, alias Dj RC, quien destacó en las categorías DJ y EP/Mixtape (con su placa El Mundo De Shavless realizado junto al productor Franky). Además de sus medallas, RC compartió uno de los shows más fuertes de la jornada al reunir en el escenario a los prometedores muchachos de Intercomunicación Extraña (IEX), el letrista Emeka, y salirse de las tornamesas para que su alterego rimador conocido como El Shavless se lanzara unos raps. Fue una intervención recargada de energía y la buena respuesta del público que no falló desde el inicio del show. Por el podio desfilaron algunos presentadores como Berna, Saza Rob, AVR, SH13, Barragán de latejapride*, Fume, B-girl Vicky, Gama, Pablo Vox, Berde, Dj Sapo, Dj Mica, B-boy Hec, B-boy Malon, Eli Almic, Absenta y Oski. El respaldo internacional llegó en forma de vídeos de parte de algunos presentadores sorpresa, destacando B-girl Miwa de Brazil, el emcee peruano Dedos del Comité Pokofló, el graffitero chileno Dasic Fernández desde Miami, y el reconocido periodista argentino Juan Data desde Nueva York.
Damhol y Charrúas Crew fueron otros embajadores del buen underground rioplatense que conquistaron el Sodre. Su participación fue ejemplo tácito del carácter parcial que pretende mantener la premiación, porque minutos después se presentó una de las bandas más consagradas y longevas del panorama nacional, me refiero a latejapride*, quienes inscribieron con frescura su cuota en este certamen que ya comenzaba a despedirse. Para el final se reservaba un show sorpresa que redondearía toda la magia vivida aquella noche en el auditorio. Consciente de la urgencia del proyecto local de beatmakin’ colectivo, P.A.D.S, y valorando la importancia que ha tenido el germen de la escena freestyler en el impacto urbano en los últimos dos años, Chili decide fusionar en una misma presentación a cuatro de los más destacados improvisadores: Hache, Gula, Naicen y el diamante en bruto Punisher, para soltar barras sobre los ritmos que desde sus máquinas iban componiendo los productores Farath, MaikSoul y Dj RC. El resultado no dejó a ninguno insatisfecho. Así se cerró una velada que confirmó que aquella loca idea de reconocer el trabajo y la constancia de sus exponentes no fue un impulso que murió en los primeros intentos. Claro, hubo detalles, como en todo. En este caso no se calculó con holgura el timing, y desde la segunda mitad de la velada hubo que acelerar demasiado el ritmo, lo que quizás dejó fuera importantes reflexiones que pudieron haber salido a flote si se mantenía la acogedora y relajada atmósfera inicial, pero es lo mínimo. “Premios al Hip Hop” se consagra como uno de los clásicos anuales por excelencia de una comunidad en Uruguay que le reconoce su importancia y desea embarcarse en esta misión de continuar abriendo espacios para el encuentro y la incorporación de quienes también quieran saber qué es lo que pasa en el lado B de la cultura montevideana, donde las galerías de arte están los muros y cortinas metálicas de sus calles, los cantores populares en las esquinas y omnibuses, y la danza se aprecia en las plazas de los barrios. Yo sigo agradecido por la oportunidad de ser testigo de cómo se va construyendo esta historia, de haber podido respirar esa camaradería tan sana que se respira en el Hip Hop uruguayo, como también agradezco a cada uno de los protagonistas que estuvieron representando en aquel escenario, donde no importaba el reconocimiento  o la nominación, ser artista o presentador, pues esto se transforma día a día, semana a semana, mes a mes y año a año; entendiéndose que todavía quedan muchos capítulos por escribirse y lo importante es mantenerse activo para que nadie tenga que contártela.

Especial mención a los destacados del 2015 por el mérito que hay detrás de esta pequeña distinción: Categoría B-boy: B-boy Nash; categoría DJ: Dj RC; categoría Beatmaker: M.Dellepiane (güena shoro); categoría Dupla: JT & Dj Lvzy; categoría mural de Graff: Retobadas; categoría crew de Graff: KNCR; categoría Graffer: Gori; categoría vídeo clip: “Cachivache” de Damhol; categoría disco de Rap: A.N.T.R.O de AFC; categoría EP/Mixtape: El Mundo De Shavless de El Shavless & Franky, categoría MC: JT; categoría Grupo: AFC.

¿Y el resto, qué?

Después de esto es imposible no ponerse a pensar en lo lindo que sería ver iniciativas como ésta replicarse por los distintos países del continente, donde el Hip Hop es de igual manera un universo autogestionado. No puedo hablar por los demás países, porque sé que cualquier idea que pueda tener sobre un lugar va a cambiar cuando esté realmente allí, aunque puedo hablar por Chile, de donde vengo. La b-girl chilena Catarsis (Catalina Arellano) anduvo también por Montevideo compartiendo en el “Mes del Hip Hop” que se celebró durante todo noviembre, así que sabe muy bien de qué trata la cosa por aquí. Al compartir en mi Facebook un extracto de los premios, ella comentó que no creía posible que en Chile pudiera realizarse algo así. Yo tampoco lo creo. Los factores son diversos. Primero que todo, Chile es un país muchísimo más poblado, donde sólo la cantidad de habitantes de Santiago casi duplica a la de Uruguay en su totalidad. La población Hip Hop en Chile es incomparable a la que existe en Montevideo, que es donde principalmente se concentra en estos lados. El Hip Hop de Chile ya se desconoce totalmente. Hay grupos que acumulan millones de visitas en YouTube y son invitados a tocar por distintos países, pero que yo jamás he tenido la oportunidad de escuchar… o más bien no he querido, porque la oferta sigue siendo amplia. Tampoco existe una comunicación estrecha entre los practicantes de las distintas disciplinas, pues cada rama es un mundo aparte que funciona de forma independiente. Muy pocos emcees podrían hablar de lo que acontece en su país en materia de break dance, por ejemplo. Y no sólo eso, ya que la saturación de información que existe ha obligado a que cada rama se desmarque en sub-géneros que tampoco tienen mucha interacción entre sí, por ejemplo, el rap que edita discos y se presenta en conciertos no se cruza con el rap de batallas de freestyle que tiene excitados hoy en día a los adolescentes. Estamos en ese punto, por lo tanto mucho más imposible es conocer y llevar un registro de todo lo que vaya saliendo durante el año desde cada comuna o región del país. Tendría que existir un organismo dedicado a ello, y digamos que la autogestión en Chile da para muchas cosas, pero pocas en beneficio colectivo, más bien cada quien se busca su propia oportunidad. En base a eso resalta otro punto muy importante y que comprobé estando aquí: Chile es un país capitalista y no hay ideología Hip Hop que pueda desentenderse de eso. En Uruguay no se ha llegado al punto en que el Hip Hop sea una opción para ganarse la vida y me atrevería a decir que eso aquí nunca pasará. Al no haber un potencial de mercado, todavía se mantiene esa pasión de trabajar por convicción, de disfrutar los procesos sin pensar en los posibles resultados. “Premios al Hip Hop”, por ejemplo, es una iniciativa que ni siquiera da para autogestionarse con el mismo Hip Hop local, pues he visto a Chili revisar sus números y resignarse de que tendrá ingeniárselas para producir las lucas que cubran todo lo que se debe cubrir. Lo que se lleva él son preocupaciones, algo de stress, pocas horas de sueño, varios pesos en contra, pero la satisfacción absoluta de haber podido levantar el proyecto que le obsesiona. Eso nadie te lo paga. En cambio en Chile, seamos sinceros, hasta el rap más revolucionario y anti-capital se convierte en una alternativa para vender discos y cobrar casi dos sueldos mínimos por una sola presentación. No tengo nada en contra eso (no lloren, por favor), pero es una forma de entender que ninguna realidad socioeconómica puede pretender funcionar en los mismos ritmos y formatos que los del país de al lado. Además Uruguay es un país de izquierda. La base cultural del país funciona desde esa vereda, por lo tanto esa una izquierda instaurada muy distinta a la izquierda que en Chile conocemos, que es más bien ideologizada.

Me encantaría ver que en Chile pudiera generarse una instancia de reencuentro y recapitulación como la que se lleva en Uruguay, pero estamos muy lejos de ello. No soy un pesimista de las tierras de donde vengo, porque reconozco que sí hay muchas otras ventajas que enriquecen a nuestra forma nuestra propia escena, que también está muy bien vista y se valorizan desde otros puntos del globo, sin embargo, ya el simple hecho de destacar a uno más que otro es algo que no suele entenderse en un país como Chile. Es cosa de leer los comentarios de estos típicos posts de fin de año en que algún blog reseña “sus mejores discos del período”, para que todo se malinterprete y se levanten feroces los simpatizantes de los no nombrados. Creo eso sí que la misión de saber qué es lo que sucede en nuestra propia casa la tenemos mucho más difícil de lo que ya la tiene El Quinto Elemento, pero a diferencia de Uruguay, en Chile hay más de un medio dedicado a la investigación y difusión de la cultura. Quizás por ahí pueda empezar todo, enfocándonos en lo que de verdad importa y no saturar las plataformas con el mismo contenido. Lo que es yo, me quedo en Uruguay por varias semanas antes de seguir o replantear mi itinerario de viaje. Aquí estoy bien. Además de los buenos amigos que aquí me hice, he conocido mucho material interesante de profundizar. Estoy receptivo. Me quedo para disfrutar del país que tan bien me ha recibido, pero disfrutando haciendo lo que más me apasiona. Uruguay tiene mucho por ofrecer y es lo que trataré de compartirles en las siguientes entradas, así que acá los espero.

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