Acabo de retornar a Chile después de pasarme dos semanas en Uruguay. Como introduje en la entrada anterior, fui hasta ahí con motivo de la cuarta edición de los Premios Al Hip Hop de El Quinto Elemento, ceremonia anual que convoca la hermanable plataforma que dirige mi doppelgänger Fernando “Chili” Richieri. Reconozco que se me ha hecho más confuso que de rutina bajar en palabras las impresiones que me dejó dicha jornada, tal vez porque ya asimilo que las no más de dos horas de duración que tiene el evento son una mera excusa para llegar hasta allá y comprobar qué es lo que ha pasado realmente en el año a través de las miradas de algunos de sus protagonistas. Y no hablo de unos pocos reconocimientos clasificados en rígidas categorías, sino que de estar ahí y dilucidar cuál es el estado mental del Hip Hop yorugua mediante un collage de observaciones que me puedo formar con actos simples y cotidianos, como compartir una Pilsen con Dj Platos Violadores, unas secas de cogo con Dellepiane, un recorrido en ómnibus con Pablo Vox o un surtido de bizcochos en algún callejón del barrio Palermo con Dj RC. Todo suma. Toda acotación, por muy sinsentido que parezca, tiene validez. Además, sacarle opiniones a un uruguayo no es tarea difícil, menos todavía cuando con varios de ellos reforcé vínculos de rica amistad. Ya es mi segundo año como prensa invitada en esta ceremonia, por lo que sé que no puedo permitirme hablar de la escena Hip Hop de Uruguay como si fuese un desconocido, más en esta edición en la que me tocó ser miembro del jurado y también oficiar de presentador en una de las categorías. Hay una confianza a la que debo responder con compromiso, entendiendo así que una vez aterrizando en el vuelo de regreso, es quizá el momento más idóneo para también aterrizar mis anotaciones sobre qué es lo que nos dejó el Hip Hop durante el pasado 2016 en el país donde todo es relativo.
Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).
Fotografías cortesía de Hugo Custo (Elquintoelemento.uy).
Todos Somos Hip Hop.
Así de categórica fue la consigna para la puesta en marcha de los Premios Al Hip Hop 2K16. Así también se tituló el vídeo-single que acompañó la promoción del mismo, donde a través de una histórica reunión generacional, y sobre un ritmo del reconocido productor Farath Beats (El Clap Studio), los textos y voces de referentes como el estricto Nataniel, el experimentado Sapo Gamboa de Contra Las Cuerdas, Berna y JT del imprescindible Mac Team, el prometedor Sáez (conocido como Alen MC) y Davich de los representativos Latejapride*, coincidieron por primera –y tal vez única— vez en un mismo mensaje que valida y reconoce la importancia de la constante construcción de la cultura Hip Hop en Uruguay, desde los primeros días al presente, dejando claro que la historia es tarea de todos y no de unos pocos.
Cuando se realizó la tercera edición de los Premios Al Hip Hop en el 2015, recuerdo que quedé maravillado principalmente con la unidad que proyectaban los cultores de las distintas ramas donde el vecino de dos casas más allá. Me parecía una utopía, más aún en estos tiempos donde reinan las apariencias. Uruguay tiene esa cualidad de mantenerse en clanes, partiendo desde la sangre. Lógicamente se entiende que no todos van de amigos, pero en lo que respecta al Hip Hop, al menos por un día al año se reencuentra la familia para verse las caras. No son muchos, pero cada uno vale por tres. Si hay algo que tiene el rapero uruguayo es pasión. Comprobarlo en vivo es un privilegio.
Hip Hop desde el corazón.
El pasado sábado 17 de diciembre se celebró por cuarto año consecutivo los Premios Al Hip Hop de El Quinto Elemento. Tal y como lo fue en su versión anterior, el evento se realizó en la sala Hugo Balzo del fastuoso Auditorio Nacional del Sodre. Así es, una vez más la plebe se coló entre la burguesía que por lo general frecuenta los espectáculos ofrecidos en dicho recinto. El Hip Hop tenía su gala, pero a su propio modo. En vez de concurrir a la costosa cafetería del lugar, la esperaba se amenizaba bajando litros de cerveza en los boliches cercanos o en las afueras del mismo Auditorio, siempre de un modo respetuoso, porque el uruguayo es así, prudente en sus formas, por más que ellos crean que no (lo siento, vengo de Chile). La promoción del certamen nos adelantaba un programa variado, interesante de descubrir, quizá tan rompedor de esquemas como el vídeo-single que nació desde autores provenientes de contextos tan distantes en el interior de una misma escena. Ahí está la magia de El Quinto Elemento: jugársela por experimentar con la combinación de ingredientes con el fin de sorprender a los comensales con el resultado de la preparación. Más inquietud que nerviosismo se respiraba en los pasillos de la sala los minutos previos a la apertura de puertas. Detalles técnicos de último momento, nuevas instrucciones, sugerencias por acá e ideas por allá; supongo que lo normal para una fuerza de trabajo comprometida con hacer notar precisamente eso, su trabajo. La escenografía –responsabilidad de Inés Iribarne y Fiorella Gagliardini— resultó ser mucho más sobria que los años anteriores. Un gran corazón tridimensional colgando desde el techo al costado izquierdo del escenario, y para todo lo demás, niveles (levels Jerry, levels). La alta plataforma del deejay confrontaba al corazón desde el rincón derecho de la tarima, mientras que en el centro, pero un poco más al fondo, se posaban los instrumentos musicales esperando el inicio del espectáculo. Ya no había tiempo para ninguna instrucción más, la función debía comenzar.
Nueve con treinta y empezaron a llenarse las butacas de la sala, principalmente de gente mayor y pocos raperos fuera de los involucrados, lo que nos daba la idea de que la familia tomaba un mayor compromiso que los mismos pares de la cultura. El show lo abrió el grupo de rap/fusión Contra Las Cuerdas sin presentación previa. El 2016 fue el año en que se publicó Al Sur De La Ciudad (ESCUCHAR), el segundo lanzamiento después del exitoso debut que hicieron en el 2008 con su álbum homónimo, convirtiéndose su actual placa en uno de los trabajos más esperados en la historia del rap uruguayo. No llegaron solos, les acompañaron sus amigos de Latejapride*, uno de los grupos más icónicos del rap local. Juntos interpretaron el hit indiscutido “Voy en mi carro”, un recorrido por los paisajes montevideanos desde Barrio Sur hasta La Teja, que gracias a su lúdica narrativa nos hace compañeros de recorrido en el carro con los autores. Pero no fue sólo eso, pues desde el fondo del escenario, cual teatro griego, desfilaban las obras alegóricas del destacado artista callejero Made sobre la proyección de las visuales delicadamente preparadas por Daniel Barceló. Linda bienvenida, llena de identidad, originalidad y calidad. Así se dio inicio al recuento anual del Hip Hop uruguayo, donde los mismos actores de la escena se encargan de presentar a los nominados y reconocer el trabajo de alguno públicamente, lejos de todo ego y competencia.
El director y productor del evento, Chili, fue el maestro de ceremonias. Tras una breve recepción inicial invitó al estrado a los primeros presentadores: los emcees Vozarrón y Nataniel, quienes otorgaron el reconocimiento a B-boy Nash como breaker del año. Luego de eso, un corto interludio de DJ Platos Violadores fue la antesala a la presentación de los integrantes de la academia de danzas urbanas Bit Bang, quienes mantuvieron una actividad clave en el transcurso del año, aportando una perspectiva distinta a la acostumbrada en la todavía ortodoxa escena uruguaya. No les fue difícil ganarse los aplausos. Continuaron las nominaciones, pero ahora en la rama del graffiti. Dares Beateando (de MVD Causa Crew) y WolFlow reconocieron a “Este Graff 2” como el mural del año, mientras que Dj RC y B-boy Nash lo hicieron con REC (Real Evolución Crew) como la crew de graffiti del año. El profesor de Ciencias Sociales, Ricardo Klein, quien este año aportó la tesis “Sociología del Arte Callejero”, junto a Juan Fumero, responsable de la completísima galería virtual de arte urbano “Montevideo Ciudad Intervenida”, reconocieron a Folk como el graffer destacado del 2016. Para finalizar aquel bloque, DJ Platos Violadores hizo sonar esos clásicos.
Una de las revelaciones que tuvo el 2016 en el rap de Uruguay fue Sáez (Alen MC), un muchacho perteneciente a las generaciones más frescas, que en su esencia nos demuestra la riqueza de las influencias que ya se puede respirar en una escena madura como lo es la uruguaya. Algo de eso se encargó de compartirle a los presentes en una acotada intervención que tuvo para introducir al bloque de nominaciones dedicada a la música rap.
Jona y Rodri, cabecillas de la academia Bit Bang, tuvieron la misión de reconocer a Eli Almic & Dj RC como la mejor dupla MC/Beatmaker. Leal y Zalo tuvieron que invitar a Dj Lvzy del Mac Team a recibir su reconocimiento como beatmaker del año. La dupla de productor y deejay, Dubchiza y Pan, mejor conocidos como Los Buenos Modales, quienes maravillaron en el último trimestre a la escena uruguaya con su álbum debut homónimo (DESCARGAR), reconocido dentro de los diez mejores discos nacionales por periódicos como El País y La Diaria, fueron quienes presentaron el nombre del deejay del año, mérito recibido por Dj RC. Tras lo último, Dj Platos Violadores pinchó un par de tracks para después recibir al dúo Groove Retórica, compuesto por Hurakán Martínez (de la distinguida banda AFC) y Farath Beats (emcee y productor en Dostrescinco). Ellos presentaron el single “De vuelta al soundsystem”, el mismo que dio título al EP debut que editaron este año como formación (DESCARGAR). Inmediatamente después de su rutina se proyectó para la audiencia el vídeo clip promocional “Todos somos Hip Hop”.
Al rato, los graffiteros Poshy y Aese 1 (de KNCR CREW) reconocieron al emcee solista más destacado. Fue Eli Almic quien se llevó dicho galardón, recibido en representación por su amigo y compañero Dj RC, pues Eli se encontraba por esa fecha girando en Costa Rica junto a Atlántico Negro, su proyecto musical paralelo. Farath Beats y Hurakán Martínez de Groove Retórica estuvieron de vuelta en el escenario, esta vez para reconocer a la productora Mikado Films como destacados en la categoría mejor vídeo clip por su responsabilidad en la realización de “Odio secreto” del grupo MVD Causa Crew, fina estampa audiovisual perteneciente a la promoción de su último álbum El Camino En Tinta (ESCUCHAR).
El próximo en aparecer fue JT del Mac Team. El libreto indicaba que su compañero sería Damhol, quien no pudo hacerse presente durante la jornada. En solitario entonces, fue quien reconoció a Contra Las Cuerdas como el grupo del año, quienes además de presentar con bombos y platillos su ya mencionada segunda factura discográfica, mantuvieron un alto compromiso social, destacando su participación en el proyecto “Nada crece a la sombra” que realiza talleres de Hip Hop a los jóvenes reclusos en centros penitenciarios. Los siguientes en asomarse al estrado fueron Maniátiko (de Charrúas Crew) y Emeka, quienes le dieron el crédito al ausente Damhol en la categoría de EP/Mixtape destacada por su impecable Fernweh (ESCUCHAR).
Después me tocó bajar hasta el escenario junto a Nan, uno de los emcees más añosos de la escena uruguaya, recordado por su trayectoria en grupos como VDS, Sudacas y Respeto Mutuo. Debíamos presentar al disco del año, reconocimiento que se llevaron mis hermanos Dj RC & Eli Almic por su aplaudido LP Hace Que Exista (ESCUCHAR), también reseñado dentro de los mejores lanzamientos nacionales por periódicos como El País y El Observador. Se sintió increíble eso de unirme a la fiesta del Hip Hop uruguayo y poder reconocer entre sus exponentes a un trabajo que me acompañó mucho durante el año, siendo que me alejo bastante del perímetro nacional, lo cual habla del alcance que están teniendo sus cada vez más globales y destacables propuestas, no siendo casualidad que Eli y RC hayan sido los más premiados de la noche. Como cierre a tan premiado bloque, el emcee Nataniel nos compartió una muestra de su lírica comprometida, saliendo de entre medio del público, hablando desde lo humano en una atmosfera íntima, para luego arribar al escenario donde lo esperaba su compañero Dj Mats, quien también se lució dando lo mejor de sí.
El buen Chili tuvo la misión de ir hilando los bloques desde distintas posiciones (y vestimentas) durante las cronométricas dos horas de función. A ratos en el escenario, a ratos en el estrado, a ratos desde el público. Es su proyecto y por lo que trabajó duro el último año. Es inevitable no responsabilizarlo de cada loca jugada que nos compartieron las presentaciones de los artistas en esta última versión, donde destelló la originalidad y atrevimiento a romper esquemas en la cuadratura del movimiento uruguayo. Imposible sería para él llevar a cabo una aventura como ésta sin el equipo técnico que lo respalda, donde figura Alejandro Hekimian (gestión), Juli Guerriero (producción de campo), Monk Calavera (VJ), Daniel Barceló (visuales), Diego Viera (iluminación), Santiago Monteverdi (sonido), Santiago Soubes (gráficas), 221c Films (filmación), Alejandra Bacigalupi y Hugo Custo (fotografía), Juan Pablo Testa (DJ), Inés Iribarne y Fiorella Gagliardini (escenografía). A los protagonistas de la escena Hip Hop de Uruguay, a los realizadores de los Premios, mis más sinceras felicitaciones por sumar otra estatuilla en su prontuario.
El cierre de la función nos lo compartió el combo de Berna, JT, Dj Lvzy (todos miembros del Mac Team) y el inigualable WolFlow con su talkbox. El conjunto nos presentó la canción “Quiero volar”, sencillo que abre al álbum Trapeando Vol. 2 (DESCARGAR) firmado por Berna & Dj Lvzy en el 2015. La gran sorpresa fue el vuelo final de WolFlow pendiendo de unas cuerdas afirmadas en el techo del Sodre. Con esa postal y fuertes aplausos se daba término a la cuarta edición de los Premios Al Hip Hop de El Quinto Elemento.
En las afueras del Sodre todo era felicitación. La comunidad Hip Hop de Uruguay es reducida, no hay espacio para la envidia. Además, si se distingue una cara nueva, rápidamente van a querer saber quién y de dónde eres, como preocuparse de hacerte sentir bienvenido. Lo comprobamos de esa forma junto al emcee chileno Cronelnegro, quien también viajó hasta allá curioso por los Premios y hambriento de hacer conexiones con los prolijos modos en que allá funcionan. Me encontré con personajes que ya había tenido la suerte de conocer en mi viaje anterior, como Hache del Mac Team o mis amigos de MVD Causa Crew, todos muy cariñosos en sus saludos. Sin pudor me atreví a felicitar a quienes sólo ubicaba por sus trabajos, o cruzar impresiones con nuevos conocidos, como Sáez, Farath Beats, el emergente beatmaker Ele Roc o el incisivo periodista Agustín Acevedo Kanopa de La Diaria.
Es lindo vivir esa familiaridad que hasta ahora sólo he experimentado en una escena como la uruguaya. Te pones a pensar en lo distinto que te sientes tú por el simple hecho de compartir, sin ese resquemor chileno de saludar siempre con la desconfianza, pensando en qué interés hay detrás de un repentino saludo fraterno. En Uruguay no es tan así. Un año te llevas el reconocimiento y al año siguiente capaz que seas el encargado de entregárselo a otro compañero. Claro, es una educación que debe seguir trabajándose, pues apenas lleva cuatro versiones este certamen y aún es pronto para tener un hábito, sin embargo, al menos hay una buena porción que entiende que para ser parte de esa colectividad basta nada más con mantenerse en permanente actividad. No hay otra forma de hacer crecer esta movida. Vamo arriba, gurises.
¿Todos Somos Hip Hop?
Todos los párrafos anteriores describen fielmente mi percepción sobre el estado actual del Hip Hop en Uruguay, escena por la que mantengo gran admiración, ya que me ha abierto sus puertas generosamente y sin proponérselo me ha enseñado “empila”. Por lo demás, siento un respeto profundo por la labor que lleva Chili con su locura por permitir que una vez al año exista esta instancia, ya que soy testigo que no acabando de digerir las impresiones que le deja la realización de alguno de sus Premios, ya está pensando en los siguientes e ingeniando el modo de hacer el dinero para avanzar los preparativos.
Reconozco que en esta cuarta edición, si bien el espíritu de unidad y respeto mutuo era algo prácticamente tangible, me sorprendió que sea tan reducida la presencia de raperos en una jornada que está precisamente enfocada en abrir un espacio para el encuentro y reconocimiento de elementos de una misma comunidad. Entiendo que pueden ser muchos los factores detrás de esto, partiendo porque no todos pueden desembolsar de la nada los $250 o $300 de las entradas, algo así como 10 dólares. Además, sacar al Hip Hop de la calle para llevarlo a un auditorio como el del Sodre, puede verse como una intención muy noble, principalmente para desestigmatizarlo de prejuicios, pero estaría de acuerdo si alguien dice que no es el escenario más idóneo para una fiesta colectiva, sino que es una instalación diseñada para una interacción inflexible que reconoce y delimita dos patrones: artistas y público. Podríamos incluso dar con otros motivos igual de válidos, pero aún así, me queda la impresión de que no es por ahí por dónde va la cosa, sino más bien en el compromiso. “Todo bien con los Premios” aseguran muchos, pero siempre y cuando haya algo que te haga partícipe directa o indirectamente, de lo contrario, ¿para qué ir? Es parte de nuestra idiosincrasia humana, pero que llama mucho la atención en un movimiento tan inspirador como el uruguayo, más cuando lees –porque digamos que ni siquiera se plantean frente a frente— los argumentos de los detractores virtuales de esta iniciativa. Reí mucho junto a Chili leyendo las opiniones haters durante los días previos a la celebración, evidenciándose que el bicho del vieja escuela dogmático que quiere ser parte de una comunión, pero bajo reglas sectarias, aún persiste.
¿Qué pasa Uruguay? Tienen una escena preciosa que se hace más firme e impresionante cada año, pero no puede ser que se levante un espectáculo tan exclusivo, dedicado y variado como aquel sólo para medio centenar de hiphopers, que de paso son los mismos que le dan vida a la función. Los Premios Al Hip Hop de Uruguay ya han despertado el interés de muchos que estamos más allá de sus fronteras, y ya comienzan a bosquejarse ideas que buscan replicar iniciativas similares en países como Colombia o Chile, inspirados en esa unidad que demuestran, porque nada inspira más que eso. Y es que realmente con los Premios Al Hip Hop nadie es ganador, ni los destacados ni quien organiza, que más bien funciona en pro de poder levantar tamaña obra e instaurar aquel sentimiento de representación y pertenencia en una escena que manifiesta a gritos querer lo mismo, pero que da a entender que el modo en que busca el beneficio parte desde lo individual. Mi percepción es que Uruguay, así como en más de una oportunidad le oí a alguno decir que es un país para los experimentos, podría también usar a favor esa cualidad única que tiene su Hip Hop y ser el ejemplo de compromiso que necesitamos países con escenas más numerosas, pero carentes de esencia y familiaridad. Y tienen todo para serlo, más con el nivel demostrado en el cierre de cada año, que es un cambio radical de lo que era su panorama hace no más de cinco años atrás. Concuerdo con Agustín Acevedo en su crónica publicada en La Diaria el pasado 20 de diciembre, donde asevera que “El 2016 parece el año en que el Hip Hop explotó. Casi todas las listas internacionales de lo mejor del año están mayoritariamente habitadas por músicos de Hip Hop o aledaños, y el género se fue viralizando a nivel local, para estar cada vez más cerca del fenómeno auténticamente barrial que siempre quiso ser.” El Hip Hop en Uruguay hoy está en los bondis, en las academias, en las cárceles y colegios, en las radios, en los muros de la ciudad e incluso en el comercio, y sigue naciendo desde los mismos activistas de cada barrio que siente la necesidad de hacer algo por su entorno. Tienen exponentes recorriendo el continente haciendo su arte, destacando la fuerza femenina de figuras como la graffitera Min8, la activista B-girl Viky o la ya mencionada Eli, y son los mismos pares que se encuentran en sus toques o encuentros en las plazas locales. Querer estar fuera de eso es fracasar y tirar por la borda 25 años de trabajo, donde quizás las primeras generaciones no figuren en las primeras planas, pero nadie les niega su rol fundamental en ser las primeras piedras de una historia que recién está comenzando a contarse. Y definitivamente Chili tendrá que darle unas cuantas vueltas a la tuerca al formato con el que está llevando su proyecto, que por muy lindo que sea, para que prospere, me parece que está invirtiendo energías y tiempo lujoso en el camino más largo y menos efectivo, pues un despliegue como tal y desarrollándose sólo una vez al año, a decir verdad es muy poco para el ritmo con el que va creciendo la movida, corriendo el riesgo de quedarle grande la escena para reconocerla en toda su extensión.
Habrá que seguir alerta de lo que ocurra en el Hip Hop de Uruguay de cara a los próximos años. Por ahora nos entrega lecciones valiosas, que incluso reparando en esos pequeños detalles nos da la idea de que podría ser todavía mejor para aprender de ella con más motivos. La construcción sigue sólida y llegamos a la fase en que cualquiera que no aporte en la obra se hace prescindible, y para aportar simplemente hay que estar, como también entender y permitir que hay una escena dispuesta a surgir, pero que no funciona si no todos estamos todos pa’ esa.