Artistas como Camileazy, versátiles, pero también honestos con sus intenciones, hacen que con un puro disco bien hecho uno vaya dejando los prejuicios a un lado para disfrutar del buen material que tienen para entregarnos. Así al menos me ocurrió con su reciente álbum Alone, el primero en larga duración que firma el también integrante de Zonora Point. El rapero detrás del nombre de Camilo Parraguez venía de publicar el segundo tomo de la saga P.O.P. (Prince Of Persa), el que, a diferencia del estricto primer volumen que presentó junto a Dj Dacel en el 2012, estaba  derechamente cargado a las influencias del trap, misma línea que pulió y amplió para la definición de su nuevo estreno. Y es precisamente eso lo que tiene Camileazy, la inquietud por nunca encasillarse, mantenerse fresco y rara vez descuidar el contenido de sus líricas. Al menos estando en solitario, porque un día puedes odiarlo por publicar canciones como aquella colaboración de ZP con el ex chico-reallity, Chispa, inspirada en el futbolista Arturo Vidal, y al día siguiente te olvidas de aquello si por ahí suena alguna rola como “Viviendo de recreo” con Solo di Medina del álbum Sol De Octubre de Dj Dacel. Es así. Camileazy es de esos emcees que se agradece que hagan lo que se les plazca, porque ese es un discurso que muchos repiten, ¿pero a cuántos realmente les importa poco lo que los demás digan de ellos?  Y me lo dijo una de las leyendas más estrictas y resistentes del boom-bap en Chile en una entrevista que compartimos hace unos tres o cuatro años: “Uno de los únicos en Chile que hace lo que quiere y rapea lo que verdaderamente hace es Camileazy, y eso es lo respetable”. Opino similar. Si quieren hablar del barrio, vayan al barrio. Si quieren decir que son humildes, entonces sean humildes, de la misma forma en que si quieren decir que son cabrones, séanlo también. Si quieren decir que su música es más evolucionada, evolucionen su mentalidad primero y no sean un cliché de las tendencias norteamericanas y europeas. Si quieren decir que son originales, hablen desde su identidad. Y bueno, si quieren hablar de amor, amen… y si quieren hacer lo que les salga de las pelotas, vivan la vida haciendo lo que les salga de las pelotas. Fuera del envase y el discurso, es la música la que habla, y un disco poco pretencioso como Alone es un ejemplo más, con la capacidad y cualidad de convencernos desde su forma. Por ejemplo, a mí nunca me ha gustado Gepe ni mucho menos soy defensor del trap, pero aquí estoy, en la tercera reproducción de “Poco corazón”, aquel redondo track que se armaron estos dos, disfrutándolo tanto como al café y las sopaipillas que me acompañan. La letra de “Cualquiera” también me tiene ahí, sumándole reproducciones para encontrarle nuevos aciertos. Los invito a darle un par de reproducciones a este LP para que lo juzguen desde su visión. Está claro que más de una se adelantará por inercia, mientras que otras se ganarán con mérito su repeat. Como sea, como quiera, hágale, Alone está en Spotify hace unos días para todo el mundo.

Texto y fotografía por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).