Una deuda que se venía aplazando hace varios años era la
visita desde España de Rafael Lechowski
a nuestro país. Un compromiso del que se podría acusar una carga compartida,
con responsabilidad tanto de la exigencia del público chileno hacia las productoras
de eventos, así como de la retribución del artista para con sus seguidores de
este extremo austral del globo. Fue finalmente la productora Bumbah Corp quien barrió con todas las excusas y en conjunto con 2B Barcelona-Bogotá hicieron posible uno
de los conciertos más esperados por una generación que creció añadiendo nuevas
lecturas a las formas de entender y aplicar el Hip Hop, siendo probablemente la
figura del poeta de origen polaco la piedra angular de toda esta corriente. Una
gira intensiva, que se inició con venta de merchandising
y firma de discos entre dos ciudades, reuniones y entrevistas para diferentes
medios, una conferencia de prensa abierta al público, desde luego visitas y
paseos por sitios de interés, pero principalmente ensayos con la banda nacional
de jazz Ladenegro4, para luego
culminar con un par de conciertos realizados en las ciudades de Santiago y
Valparaíso; todo esto en un plazo menor al de una semana, es decir, una deuda
saldada con una maratónica entrega al cien por cien, demostrando en la práctica
que cumplir con la demanda chilena no era sólo un ítem que tachar en el itinerario.
Lacelda estuvo presente en el primer
concierto de Rafael Lechowski en
Chile, efectuado la noche del viernes 28
de junio en el Teatro Cariola,
Santiago Centro, lugar donde se reunieron alrededor de mil fanáticos de la obra
del escritor representante de Zaragoza. Lo relacionado al show, según nuestra
visión, es lo que les compartimos en las siguientes líneas.
Güissario Patiño.
Fotografías de Damaris Sedini.
Registro audiovisual cortesía de Sebastián Nuñez.
como para el inicio del espectáculo. Pasadas las 20:30 Pactone inició la animación y DJ
Memodirty puso a sonar la orquesta en off, desde detrás del telón, pues lo
que sucedía en el escenario todavía debía cuidarse como secreto. Así como se
terminaba de llenar el teatro, la ansiedad comenzaba a manifestarse con las
primeras pifias, siendo a eso de las 21:20 cuando finalmente se anunció la
presentación del primer grupo: Mente
Sabia Crú. Dj Pére preparó a su
público con una rutina cercana a los diez minutos y acto seguido se abrió de
manera definitiva el telón para que Mc
Unabez, Dr. Bene, Matiah Chinaski, Adolfo y PanchoProz hicieran su
aparición en la escena. La afirmación de los presentes se tradujo a una fuerte
ovación, respuesta también a la sorpresiva escenografía montada que ambientaba
un bosque en penumbras, situación acorde al contexto de su reciente placa El
Jardín Del Sótano, la que precisamente argumentó la mayoría de su acto,
sonando algunos como “Tengo lo que no puedo querer”, “La bóveda”,
“Nunca usé las drogas” y “Cosechamos tormentas”, esta última
junto a Libre. Problemas con los
micros no pasaron desapercibidos para la fluidez del show que en potencia fue
de menos a más, finalizando con algunas creaciones más antiguas como “Zoronca”,
“El
círculo” y “El rechazo”, de las más elogiadas por la audiencia, por
cierto. Media hora aproximada de show, donde la escenografía y disposición del
escenario jugó varios puntos a favor. Elementos que denotan el interés de la
productora en marcar una diferencia, con detalles como la tarima en altura para
el deejay y los paneles de
ambientación para el fondo, los cuales se sucederían conforme avanzaban los
teloneros.
nacionales, pero dejaban claro que no estaban ahí por ellos. Además, el
paréntesis entre invitado e invitado se eternizaba, por lo que no se les culpa
de la fatiga y las posteriores reacciones. El animador Pactone tuvo que lidiar con aquello, respondiendo incluso entre explicaciones
y rapeos para intentar suavizar a una multitud que pedía su retiro del
escenario. A las 22:15 fue presentado Cevladé
y DJ Matz. Al autor de Requiem For A Drink lo recibieron
con más atención que calidez, quizás porque el perfil de público al que mueve
tiene bastante en común con el que pagó su entrada por el plato fuerte de la
noche. Su intervención fue bien ejecutiva y de poco discurso. Una tras otra
soltó canciones como “A un paso del fin (pt. 1)”, “La
apología de Lucifer”, “Elegía para un verso”, “Déjame sólo”, “Rapeando bajo la lluvia” y “La
panacea”. Se le vio con mucha soltura y comodidad, rellenado un
escenario con el que ya estaba familiarizado, que por ende no se le hizo grande,
acabando con un gustillo de satisfacción para una buena porción del total de
los ahí presentes. Fueron casi treinta minutos de presentación y luego una
ventana de otro cuarto de hora más.
reciente regreso de New York. “Sour diesel”, “Libre expresión artística”,
“Liricistas especialistas”, “Hard times”, “Vaporz” y “Ando
puro weando”, la que incluyó grabación en directo por la gente de La Perrera Pro, fueron el esqueleto de
su presentación. La tarea no le fue fácil, evidentemente el público de esa
noche no homenajeaba ni escuela ni rap de bombo-caja, a la vez que la falta de training del rapero en solitario a ratos
se le hacía notar. En medio del show reaccionaba ante las provocaciones desde
las butacas mientras rapeaba, pero finalmente acabó convenciendo. Creo que un
rap tan crudo como el del integrante de Los
Brujoz no fue la mejor elección para preceder al invitado principal, se
descontextualizaba del objetivo de la audiencia, la que además no disimulaba su
impaciencia tras poco más de tres largas horas de espera. No obstante, Sean hizo lo suyo para los que estaban
dispuestos a ser espectadores de su rutina, y consiguió por mérito propio
despedirse entre aplausos.
para varios concurrentes ni siquiera había comenzado, o al menos no mostraban
indicios de haber querido conectar con todo lo anteriormente descrito. Para
nada tenía culpa en esto la calidad, pues como oyente de rap nacional digo que
me beneficié al ver tres propuestas diversas y consistentes, pero mi percepción
definitivamente no es la misma que la de esa mayoría, percepción que por cierto
fue rematada con cuarenta minutos más de espera para la preparación del
escenario que recibiría al tan esperado Lechowski
junto a Ladenegro4. Pifias,
abucheos, improvisaciones en la animación para intentos frustrados de calmar
aguas, y un soponcio que se hacía inmortal, era un panorama compartido por cada
uno de los asistentes del Cariola en
ese último lapso.
Pasada la medianoche por fin se daba término a tanta
antesala y Rafael Lechowski hacía acto de presencia
frente a una multitud que lo engrandecía. Un poema introductorio que
metaforizaba la función del público en su show marcó la partida, abriendo oficialmente
con la versión rap de “Por amor al odio”, acompañado del deejay nacional Cid Tronyck. Antes de continuar, Lechowski quiso justificar la categoría de su show, suponiendo que
el público esperaba el formato clásico de concierto de rap con manos en el aire,
pero creo que fue innecesario, puesto que todos sabían perfectamente a lo que
iban. Presentó a los músicos que lo acompañarían en adelante, y pese que se
anunciaba en el cartel el plantel de Ladenegro4,
banda de jazz de apoyo en los directos de Cevladé,
sólo dos de ellos estuvieron aquella noche: Cristóbal Massis
(batería) y Gonzalo Gómez (contrabajo); en el teclado y en
el saxo, estuvieron dos músicos cuyas identidades desconozco. Sonaron
las versiones acústicas de creaciones como “Caviar” y “Trece”.
una conexión muy natural entre los cinco artistas, siendo el apoyo instrumental
tres cuartas partes del concierto en sí, sobresaliendo en varias oportunidades
el saxofonista con su saxo alto. Poesías al amor desde distintas miradas rellenaban los espacios
entre tema y tema. Rafael se tomaba
su tiempo, se acomodaba a su momento y cuidaba el vínculo con su público, el
cual le correspondía ante cada intervención. “Donde duele, inspira” y “Loco
por ti” fueron de las favoritas, con admirables interpretaciones de los
músicos que no podían ocultar algunos gestos de deleite causados por la
complicidad lograda en escena, y el del saxo volvía a lucirse, esta vez con el saxo soprano.
Con la misma aceptación, el elogiado “Rafa”
Lechowski compartió algunos poemas
de su autoría e interpretó “Canción de invierno y de verano”
del poeta español Ángel González. Después,
abandonó momentáneamente el escenario dejando a sus músicos, quienes para el
interludio compartieron un freestyle con
jazz de alto nivel, teniendo casi cada quien su momento para brillar en un
solo.
molinos y campos de olivo”, algunas conversaciones con el público,
entre ellas un análisis de la trascendencia del arte y su paralelo con la vida
humana, otra tanda de poemas nuevos y canciones, como la coreada “Artesano
del arte insano”. Aproximadamente a la 01:15 le informan que
carabineros estaba exigiendo la finalización del show, y ante ello su negativa
fue implacable, principalmente porque estaba consciente de los muchos años que
había esperado encontrarse con el público chileno. Sin querer darle más vueltas
al asunto, continuó rápidamente con la versión acústica de “Por amor al odio”, logrando
con esta el clímax de la jornada, coronando con un freestyle cercano a los cinco minutos con la base de fondo de la
balada “Bésame mucho” interpretado por el cuarteto. Un freestyle corrosivo, cabrón, que nos recordaba su labia en las
primeras maquetas con su grupo Flowklorikos,
que tras una breve pausa continuó con otros cinco minutos más cargados de mucha
crítica social, acorde al contexto de las movilizaciones chilenas, y sus
respuestas frontales a carabineros que insistían en dar fin al espectáculo. Con
lo último, satisfizo tanto a la audiencia como a sus compañeros de escenario.
quiso compartir el adelanto de uno de los capítulos de Quarcissus: El arte de desamar,
su próximo trabajo. Rogó que para esto se evitaran las cámaras, pues no quería
que parte de su obra se filtrara hasta no finalizarla por completo. Su público
entendió y en un gesto de agradecimiento escuchó por varios minutos el relato en
el más absoluto de los silencios. Así Lechowski
despidió su primera presentación en Chile, reiterando su gratitud hacia sus cientos
de seguidores chilenos.
Fotografía por Luciano Marchant |
necesitó de muchas canciones para rellenar su hora y media de duración, pero compensó
toda expectativa. Lechowski insistió
varias veces en que no pediría nada del público más que disfruten del show, y
así los aplausos y la conmoción terminaron ser una obvia consecuencia. Sobre la
productora hay que reparar en los cuidados que tuvo para esta puesta en marcha,
destacando sobre todo la escenografía y el sonido, además de la estricta organización
para la prensa, sin permitir esa mala costumbre que se ha hecho tan recurrente
en los últimos conciertos y festivales de conceder acceso al escenario a todo quien
quiera ir por una foto o una grabación, ensuciando así la escena misma. Claro,
no nos vamos a hacer los tontos que los tiempos de espera fueron excesivos,
pero finalmente resultó ser un concierto que difícilmente pasará al olvido y
que abre el telón para futuros objetivos así de jugados para esta productora
que da sus primeros pasos en ligas mayores.
REGISTRO CONCIERTO (POR SEBASTIÁN NUÑEZ)