Habiendo pasado sólo unos días desde que atracaron el underground con el exitoso estreno de su mixtape navideña Special XMas Vol.2, la cual confirmó al sello nacional Fat Flava Music como esa alternativa infalible para un nicho específico, cuya cualidad se mide más por la calidad que la cantidad de su audiencia, pero que aún así no se desentiende de conquistar significativas cifras y reacciones con sus lanzamientos; la etiqueta del gordo sabor remató oficializando el inicio del 2019 con una fiesta de aquellas, como las que los han caracterizado y distinguido entre la escena, y que tras casi un año sin proponer una instancia así, denota la falta que estaba haciendo su pronunciamiento en la oferta nocturna de la capital.
Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).
Fotografías de Artemisa Kuyen (@artemisa_arteyfotografias).
Fue el pasado mes de marzo cuando el mismo sello trajo por segunda vez a Chile a la dupla de BlabberMouf & EllMatic. Aquella cita no fue tan multitudinaria como la recordada primera llegada de los holandeses al país en septiembre del 2016, pero de igual forma cumplió con las expectativas que garantiza una fiesta de Fat Flava Music, quienes después de esa experiencia se mantuvieron sin novedades en la agenda para el resto del 2018, o más bien, fueron ellos quienes llegaron hasta Holanda para marcar presencia a través de Sqb y B. Montes de RawCorp en la fiesta de lanzamiento del álbum Nuttin’ But Flava de EllMatic producido por el propio Sqb. Además de la amistad, se hizo una buena alianza musical entre chilenos y holandeses, y así se han perfilado varios interesantes proyectos como el mencionado y los que están en proceso, por eso no es de extrañarse que el buen Ruben Widdershoven, alias Blabber, regrese al país por segunda vez en el mismo año y que su visita sea la excusa para otra antológica party sin bullshit del sello.
La reunión fue en el mítico y tradicional restaurant Costa Azul de Quilicura el pasado viernes 05 de enero. La apuesta era arriesgada, considerando que ya se inició el verano y muchos capitalinos emigran hacia las costas, y que además Quilicura no es precisamente el lugar más céntrico y accesible al cual llegar desde cualquier otro punto de la ciudad, pero como se indica al principio de esta entrada, el público de Fat Flava Music es de calidad y entre esos atributos está su incondicionalidad, así que no fue sorpresa ver como terminó de poblarse el local.
Los deejays fueron Bigshowteks, Pologro y Roc-P, y el repertorio selecto e impredecible, pero, sobre todo, colaborativo entre ellos. Una y una iban alternándose Pologro con Roc-P en los entretiempos, mientras Bigshowteks mantenía activo protagonismo a lo largo de la noche. La animación estuvo a cargo de Cronelnegro, quien también tuvo la misión de abrir la jornada haciendo un repaso a su aplaudido nuevo disco De Mis Pesares & Esperanzas, despertando una favorable respuesta entre los atentos oyentes. El punto más alto sin duda lo dejó la invitación al escenario a Rick Santino para soltar por primera vez en vivo el track “Dominio”. La siguiente fue Majo Eme junto a Roc-P, quienes entraron adelantando algo del álbum que actualmente preparan, para luego continuar con algunas de las infaltables de su álbum Fonema, manteniendo un dialogo tranquilo y fluido con los presentas sobre la atmosfera de las instrumentales de Frainstrumentos. Su invitada fue Zitazoe para “Línea de fuego” del álbum Recortes de Frayz.
Finalizada la ronda de los invitados especiales, correspondió el pase a los integrantes del sello y el primero fue Rick Santino. Tal parece que las advertencias sobre su retiro temporal de los escenarios eran ciertas y esa noche lo demostró con una necesaria descarga que nos dejó parte de su historiado prontuario de los últimos años. Singles, colaboraciones e inéditos fueron bien recibidos por su público. Y “su público” es un buen decir, porque en los últimos años Santino ha sabido fidelizar y mantener atenta a una generación especifica que se siente representada por su apuesta e historia. Sin ir más lejos, esa misma tarde preguntaba en redes sociales sobre las canciones que les gustaría ver en su show. Dicho y hecho, el mix trajo un poco de todo lo pedido y la satisfacción fue completa.
Lo siguientes fueron RawCorp como dueños de casa, quienes definitivamente representan aquella magia que vuelve únicas estas fiestas del sello, y con esto me refiero a la actitud de un público reactivo, eufórico, que revive con su respuesta los años más simples y espontáneos de la movida. La guinda de la torta la pusieron de entrada con la sacada de la caja de zapatillas de “Otra vez”, perteneciente a la legendaria cinta Un Dios N° 1 autoeditada por Sqb en el año 1997. Su paso mezcló canciones de distintas etapas de la banda, grupales y solistas, quedando aún abierta la interrogante sobre cuáles serán sus próximos movimientos como grupo.
Qué agradable sujeto.
Mientras la fiesta aún se iniciaba, en el patio de Costa Azul muchos estábamos compartiendo y pasando el rato antes de que todo comience de forma oficial. En eso se golpean la espalda y me saludan con un particular “hola Darío” de español con acento neutro. Era Blabber, el invitado estelar, con la humildad y simpleza que a muchos chilenos nos falta. Si bien no he compartido con él más que un par de experiencias, fue un verdadero gusto reencontrármelo de esa forma, con esa sonrisa, siendo que por acá acostumbramos a corrernos las miradas esperando a que otro nos salude. Y sí, mi nulo dominio del inglés no ha evolucionado en nada desde la última entrevista, pero su español vaya que sí. La conversación cavernaria no nos dio para mucho más que preguntarle por su viaje, las vacaciones que lo trajeron hasta Chile junto a su compañera y un “some music with Juan” que se le escapó entre medio, lo que advierte un eventual disco entre BlabberMouf & Sqb. Bombazo, sin dudas. Y así me despedí, con un choque de hombros sincero con el alegre holandés, un agradable sujeto que claramente quedó encantado con este país desde su primer contacto, desde que le vi reflexivo mirando por la ventana del auto de Pologro cuando los acompañamos al aeropuerto y suspiró un “I will miss this country” poco antes de irse. El tiempo finalmente le terminó dando un hogar y familia por estos rincones, y todo originalmente gracias al rap.
Cuando ya se presentaban los grupos, el alegre holandés mantenía la misma actitud, disfrutando las presentaciones y cabeceando los beats desde un costado del escenario. Dispuesto a compartir con quien quisiera cruzar unas palabras o inmortalizar una foto. Si bien su nombre y rostro figuraba como estelar en el cartel, era uno más, y se permitió disfrutar así su venida, sin jugar ese papel de artista que lo sitúa en otra posición a la del resto y refugiado en un backstage. Para nada. El holandés Ruben ya era “el choro Rubén”.
Acabando la presentación de RawCorp, fue el turno de Blabber y no le costó para anda mantener el clima que dejaron sus antecesores. Esta vez se presentaba solo en el escenario, pero no le fue difícil llenar ese vacío. Soltó tres cuartos de hora de puro fuego y en las primeras filas se amontonaban para recibir esos chispazos. Las canciones más icónicas de sus tres álbumes editados se corearon fuerte, algunos acapellas claros, con un público encendido a las provocaciones de sus flows y cambios de tempo. También desmanteló algunas novedades, entre ellas una con Rick Santino y otras que evidenciaban su manejo fluido y achorao del español, dándole aún más niveles de complejidad al estilo que le ha brindado su reconocimiento en los principales circuitos del underground europeo y latinoamericano. Como era de esperarse, el concierto remató con la interpretación de “Ohh shit!” con los invitados del sello Fat Flava, y Blabber reemplazando a su compañero Ell.
Una fiesta redonda en cuanto a tiempos y calidad de los invitados. Resulta poco claro ver qué será de un futuro inmediato para la factoría de Fat Flava Music, pero viéndolo con perspectiva, sus protagonistas están disfrutando un proceso único que no requiere prisa. Queda claro que la familia se ha extendido y todo lo que vaya a resultar después de esta necesaria vinculación, sin dudas serán resultados provechosos no sólo para un público chileno. Es cosa de esperar, porque quietos no están.