Opinión
sobre la actual política chilena no tengo porque así lo decidí y verdaderamente
no me interesa seguirle una conversación innecesaria para “cambiar el mundo” a aquellos
que sí se enorgullecen de tenerla, detesto ese prototipo del “joven consciente
y con opinión” que te da lata si estás en un carrete con un discurso
evidentemente elaborado a base de lecturas, wikipedias, y referencias de libros
que escribió algún otro pelmazo del que hoy nadie se acuerda; soy más de la
idea de vivir en el mundo real, asumir y entender mi contexto para crear un
cambio basándome en ello, en lo que sucede y veo a mi alrededor,  generar un quiebre de lo que el sistema me
depare con acciones y no con teorías de una disputa de ideologías sociales inacabables
protagonizada por los acomodados Tom
& Jerry, mientras que Butch, el
gato negro, despeinado y callejero que salía a veces como extra, sigue escarbando
en el basurero hasta dar con los restos de una lata de atún para darse su
esperado festín.

Salgo a la calle y sólo veo MIERDA!

El panorama actual lo veo negro. Veo mucho estudiante
secundario disfrazado de washiturro
manifestando su rechazo contra la autoridad destrozando cuanto a su haber, sin
claridad o justificación del porqué de su rebeldía, más que para aplaudirse la
gracia con sus pares y ser parte de esta “nueva onda” contestaría.  También veo al típico concientizado que no
despega el poto del escritorio, pero se las sabe todas y está pendiente a cada
nueva noticia en las redes de los medios periodísticos para difundirla y
figurar entre sus contactos del twitter como uno de los grandes adherentes de las
movilizaciones sociales, para agregarle al final su agudo y analítico comentario
de indignación, pero que por sí solo no es capaz de salir un día a la calle a
trabajar para costearse la cuenta del internet y el plato de comida caliente lo
espera en la mesa servido por la nana: “revolucionarios con isapre” como les
llama mi compadre Fito. Hace algunos meses, cuando  las protestas por la aprobación de Hidroaysén
estaban en su pináculo, también vi mucho ambientalista de ocasión tomarse
salvajemente las calles, de un modo irónico quemando basureros plásticos,
neumáticos, haciendo barricadas con cartones y madera, despedazando árboles
pequeños que con braveza resistían para crecer en el infértil casco
metropolitano… mientras que en el Messenger estaba el que se ponía de estado {fui a la marcha} y dejaba el computador
prendido en la casa para que sus contactos supiésemos de su fastuosa
consideración. Y cómo no acordarse de los “artistillas” sacando partido de la
situación y los movimientos sociales, con discursos de lucha populistas que le
permitan engrandecer su imagen y su ego… y de paso rescatar algunas chauchas con
sus nuevos hits sonando fuerte en todos lados.

Tal vez mi amargura me lleve a solo a enfatizar la
inconsecuencia que tanto me desagrada, pero estoy consciente de que eso es una
pequeña contraparte de centenas de movimientos que con carácter se han
levantado y han logrado despertar a la población. Sean estudiantes,
ecologistas, funcionarios públicos, pobladores, homosexuales, minorías étnicas,
etc… de algún modo se ha logrado romper con el silencio que nos ha oprimido
como pueblo durante las última décadas (contemplando dictadura y la “dictablanda”
de la democracia), y la gente de a poco se ha atrevido a volver a salir a las
calles para manifestar su disconformidad. Quizás haya sido un tanto radical al
referirme de ciertos arquetipos de conductas que a nivel personal me incomodan,
pero reconozco que, sea como sean, hacen masa y a esta altura del partido esa
es una de las principales ventajas para exigir hacer valer las demandas de la
sociedad. Lamentablemente, por más masivas que sean las concentraciones, por
más obvias que sean las desaprobaciones a las nuevas decisiones de los que
tienen el poder, por más rechazo al actuar tiránico de las “autoridades
policiales”, por más curas pedófilos que siga fabricando la mafia de la Iglesia
Católica… es indignante ver como nada parece cambiar: siguen las injusticias,
la brecha de la desigualdad no se acorta, los sueldos no aumentan y el costo de
la vida sigue siendo cada día más alto. Doscientas mil almas pueden protestar
fuera de La Moneda cada semana y eso no hace que se le quite la sonrisa cínica
e indiferente al vocero de gobierno y los demás ministros al minuto de hacer su
reporte televisado.

Entonces, vuelvo al principio… sí, tengo un blog en el que me gusta hablar de
Hip Hop, más que nada de música Rap; otros tienen blogs donde comparten películas,
libros, relatos, a otros les gusta bautizar su poesía lastimera como “delirios”
y así un sinfín de usos prácticos más, pero como entiendo que hay un numerito de
gente que me lee, también es bueno salirse de los encasillamientos y dar a
conocer iniciativas como ésta, después de todos los medios alternativos hablamos
de lo que realmente nos importa como sociedad, para todo lo demás está la tele
y El Mercurio. Finalmente quería
decir que Maximiliano Avendaño, a
quien mencioné en la primera línea, es la persona que está aportando con las
visuales del movimiento Indignados Chile,
y me escribió para hacer difusión a un video promocional que ha preparado para
la marcha que se realizará este sábado en el país. Tiempo atrás escribí algo
sobre él, porque produjo el videoclip “Poeta sin nombre” del rapero Hoprez, y por lo que sé actualmente
prepara un nuevo estreno para Cyrano.
Los puntos de encuentros de las machas en las distintas ciudades se los dejo
algunas líneas más abajo.