Cevladé fusiona rap con cuarteto de cuerdas en la Classic Session

Cevladé fusiona rap con cuarteto de cuerdas en la Classic Session

Perdí la cuenta de la cantidad de años en que no iba a uno de esos conciertos de naturaleza íntima y única que suele montar Cevladé para su audiencia más fiel, pero fácilmente podría ser más de una década, y bueno, me reencontré con el calor de esas experiencias el recién pasado jueves 31 de octubre en la segunda edición de su Classic Session, iniciativa que, junto a sus compañeros del Power Rap Trío: Kaenedos en la batería y Dj See All en las tornamesas, con quienes ha compartido y pulido su propuesta en el escenario en el último par de años; más un cuarteto de cuerdas conformado por Luis Quintero y Paloma Otárola en los cellos, y Danka Villanueva y Raúl Romero en los violines, hacen un versátil y reinventado repaso a un segmento no tan transitado en la profusa historia musical de Wladimir Espinosa, debutando bajo este inédito formato en Chile que combina el rap con la escuela clásica una semana antes con una concurrida primera edición celebrada en Sala Master de Radio Universidad de Chile que obligó la rápida planificación de esta segunda jornada en Sala SCD Egaña a la cual me invitó mi buen amigo Kaenedos.

Estuve ahí y en los próximos minutos te contaré cómo estuvo lo que presencié.

Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).
Fotogragías por Sebastián Manson (@manson.fotografias).

El profe tiene materia para dar Class Sess:

 

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En medio del festejo chilenizado de Halloween, entre disfraces y parafernalia, llegué a la terraza del Mall Plaza Egaña donde se celebraría la Classic Sess. Allí ya estaba sobre el escenario EnSecreto en compañía de Dj EseTe, quienes tenían la misión de calentar el ambiente para el público que puntualmente llenaba las butacas de la sala. Su propuesta es amena y de una genuinidad muy en sintonía a lo que convoca a la audiencia de Cevla, por lo que no le fue difícil compenetrar de manera liviana y sencilla como es su sello, dialogando cómodamente con los presentes desde el escenario entre canción y canción.

Tras media hora de presentación, entraron músicos y músicas al escenario a instalarse en sus respectivas posiciones, alineándose entre ellos rematando los últimos detalles entre miradas y gestos de concentración, hasta que todo estuviese listo para la entrada de Cevladé, que fue recibido con una cálida ovación.

El show es enérgico y comandado por las certeras baterías de Kaenedos que contrastan en una curiosa armonía con la sutileza de las cuerdas que conmueven, sumando un Dj See All atento y preciso en cada corte con el que interviene. Cevladé, sin pausa, inicia su viaje con creaciones como “Laberinto 14”, “Lo siento”, “100”, “Ni tan gagá” y “La odisea pt. 4”.

Su público es devoto y respalda cada canción al pie de la letra, cantándolas hacia adentro y liberando gritos enérgicos en los estribillos cuando éstos los requiere, zigzagueando por diversas emociones acorde a cada creación.

La escenografía es simple y sobria, nada que reste protagonismo a cada artista, cuya individualidad se potencia con las atmósferas que generan los juegos de iluminación y la vibración que cada cual imprime a través de su respectivo lenguaje.

Por parte del emcee, no hay muchas palabras fuera de sus rapeos, más que agradecer la convocatoria, y aprovechar de introducir que, cuando se dio la oportunidad de preparar esta sesión con el cuarteto de cuerdas, una de las posibilidades que abrió fue la de escarbar en canciones poco habituales en su repertorio en vivo, las que consiguieron un nuevo espíritu en este episodio, resignificando algunas icónicas como “Viajé por una tarde a Neverland”, “Dulce de niña” y “Enamorado”, creaciones que llegan a alcanzar las dos décadas de antigüedad y dan evidencia de la longeva trayectoria de Cevladé y cómo sus distintas etapas personales y musicales han acompañado numerosas vidas.

Sus 42 años ya se hacen apreciables en su actitud y experiencia. Su show es cambiante y adopta múltiples personalidades, ahora más sereno, melódico en su forma, permitiéndose la sensibilidad en los estribillos y armonías que posiblemente siempre buscaron hacerse un lugar con su rap, pero esta vez sacándolo del hermetismo de su creación en el estudio.

La Classic Session del Power Rap Trío con el cuarteto de cuerdas se desencasilla de la trillada manera de reversionar el rap con instrumentos orgánicos. Aquellos viejos clásicos olvidados en las carpetas sonaron de forma auténticamente clásica. Podría decirse que es su propio experimento tras la exploración de 25 años de carrera cuajados en este capricho de hacerlo a su manera, respaldado por la ventaja de tener un público que valida al artista en su libertad y sin hacerlo preso de su obra.

“Tu rap sana la depresión” gritó alguien por ahí entre los primeros puntos vulnerables del concierto. Al rato otro agregó un “Grande JP” en honor al difunto Juan Pablo Saavedra apenas sonaron las primeras notas de “Rapeando bajo la lluvia”, siendo una de las más acompañadas en la primera mitad del concierto.

Esas siete personas que están sobre el escenario se entienden con buena sintonía. Se conocen sus pausas, respiros y la forma de entrar para enaltecer cada momento, y Cevladé, como anfitrión, mantiene la responsabilidad de equilibrar las emociones entre lo que sucede desde ahí arriba con la manera en que se recepciona desde las butacas. Conecta a partir de breves comentarios con su característico tono humorístico que rompe la melancolía de muchos de esos textos que desahogan diferentes episodios de su historia.

Hay canciones demasiado especiales, como “Las lágrimas no ayudan” o “Hijo”, que se corean con más sentimiento desde los distintos rincones de la sala, siendo la voz de Cevla, básicamente, un apoyo para quienes ya las hicieron suyas y las interpretaron protagónicamente con esa propiedad.

Por ahí veo a alguien poniéndole la mano en el hombro a su compañero, y por el otro lado a uno interpretándola en intimidad hasta las lágrimas. El público es diverso en edades, no representa épocas ni nichos determinados, la obra del autor es transversal y muy personal en cada quien.

Hacia la última etapa es más visible la soltura y cohesión entre artistas y espectadores, y la ceremonia peregrina por diferentes intensidades, destacando algunas como “Él quiere volver”, “Too” y “La panacea”.

¿Acaso es posible que “La última hazaña en otoño” pueda sonar aún más solemne? Sí, fue posible.

Tras poco más de una hora la función termina, no sin antes una merecida última canción para coronar la jornada con satisfacción. No queda nada pendiente, y esta primera versión de la Classic Session en sus dos volúmenes cumple lo esperable de lo que significa la puesta en escena de Cevladé, uno de sus fuertes que, cuando maquina estas apuestas pensadas a un público más reducido que los de un masivo concierto de rap, convocando y ensayando junto el equipo artístico acorde a la idea, siempre es un precedente para la historia del género que nunca defrauda, porque el profe tiene materia para dar class sess.

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