Hola Rick. Leí hoy tu publicación anunciando que decidiste dar un paso al costado respecto a tu carrera. Sea o no verdad, lo entiendo, pues ya he visto muchas carreras llegar al mismo punto. Es como Forrest Gump corriendo sin destino ni pausa hasta que el cuerpo le dice ya no más. Kase.O rimó una vez “en la carrera la fatiga es normal, por eso hay que sentarse a respirar”. Yo mismo con esto que hago me convencí en un momento de que ya era el tiempo de decir “esto es to, esto es to, esto es todo, amigos”. He visto, sin mentirte, decenas de casos, y me parece algo de lo más normal y sumamente respetable, una situación propia de los procesos de madurez, una mezcla de envejecimiento (en el buen sentido) y desorientación, algo de agotamiento al que se le suman crisis personales, un existencialismo bien de la tercera década, definitivamente más sensato que las adolescencias que repletaron las páginas y mediocres glorias de nuestros veintitantos. Yo le creí, por ejemplo, al Seo2 cuando dijo que dio todo lo que tenía por dar y anunció su retiro años atrás. No era no por pataleta ni por marketing. Era lo que sentía como persona adulta, padre de familia, profesional de éxito, pero, sobre todo, como conocedor de su aporte y legado a la cultura latinoamericana del Hip Hop. Sentirse en un punto de darle digno final a una buena historia, algo así como el sentido de teatralidad que Jerry Seinfeld le enseñó a su amigo George Costanza: retirarse cuando llega lo mejor y dejar al público con ganas de más. Pero, ¿sabes qué? ni un iceberg sólido como Seo2 pudo tragarse mucho tiempo sus ganas de seguir haciendo lo que más se ama, porque, como dijo Sandoval en El Secreto De Sus Ojos, “el tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios… pero hay una cosa que no puede cambiar, el tipo no puede cambiar de pasión”.
Empecé a rapear en 2002, en 2005 ya grababa mis primeras canciones. Han sido 19 años de aventuras en torno al Hip-Hop,…
Publicado por Rick Santino en Viernes, 12 de febrero de 2021
Yo te creo y te respeto esta decisión de hoy, mi buen Santino. No te vi iniciarte en las playas de Las Cruces, pero te vi crecer y convertirte en referencia del rap nacional, pasar de Vytal a DonVE hasta consagrarte definitivamente como Rick Santino. Te vi brillar, sorprender, ganar y perder, acertar y errar, tomar buenas y malas decisiones, te vi humilde y también te vi cabrón. Te vi tragarte tus propias palabras para atreverte a crecer. Te vi siendo humano de la mano del artista, y eso es un triunfo inspirador. Te oí rapear alardeando que no dabas entrevistas con la eterna fantasía del under y también te oí en una entrevista respondiendome tus verdades con sinceridad y calidez frente a frente compartiendo unas cervezas, conversando del presente y del futuro sin necesidad de cuestionarse ese pasado.
Conocí a un emcee talentoso que de un momento a otro supo traer algo fresco a la escena y dar en el blanco, por lo que creo que conocí tu mejor momento, y también trabajé de cerca en esa etapa junto al primer sello que te respaldó. Gracias a eso conocí a Javier, mejor persona que el emcee, padre de Matilde, quien, sin ser tan amigo, me preguntaba por mi hija con más interés y honestidad que varios que se hacían llamar hermanos míos, el mismo que me compraba San Guchazos cuando yo emprendía lleno de ganas y de miedos cuando me llegaba la paternidad, y, compartiendo unos minutos en sus descansos del trabajo, me confesaba que también quería arriesgarse y mandar el horario y el uniforme a la mierda para perseguir sus sueños. También me diste buenos consejos y calma en momentos necesarios. Te vi construir tu personaje y darle color en redes, sabiendo que en la interna fuiste y eres una persona siempre dispuesta a ayudar y estar. Te vi ser bloguero hace más de una década dándole espacio a los discos del mismo under que te vio nacer y años después te vi sacando adelante a tus hermanos de regiones apenas tuviste un poco más de vitrina.
Por todo eso y más soy de los que respetan esta decisión fría, porque el de hoy es un presente que quizás está confuso en muchos aspectos y lo más necesario es liberarse de la carga, y este juego del rap arrastra carga, mucha, nos envuelve un ego caprichoso e insano, otra forma de relación tóxica que nos aferra a algo que en la carrera misma no sabemos con certeza si aún nos lleva a algún sitio o defendemos lo que creímos que fuimos, y te invita al cuestionamiento si realmente somos algo más que esto, por eso no me extrañó escucharte en uno de tus tantos lives de Instagram decir que estabas malo para escuchar rap cuando te pidieron sugerencias nuevas, siendo que eres de los pocos que conozco que siempre están al día, nostálgico del ayer, pero sin oler a pescado podrido, viviendo felizmente el hoy. Eso lo entendí sin el juicio del rapero que exige ser siempre el más rapero, porque yo tampoco soy eso, nunca lo he sido, pero compartimos generación, de la primavera del 88, llegamos con la democracia, pero somos de verdad, no pura falacia, como dice más o menos una de tus muy buenas barras de aquellas esquivas mixtapes de tu prehistoria como Rick Santino. Por referencias como ésa, de una u otra manera, me he sentido identificado con tu historia, así como los códigos y contextos de tu vida como persona y artista. También estoy malo para escuchar rap, pero me siento más rapero que nunca, de verdad y no pura falacia. También he querido poner fin a todo para entender mejor las cosas desde fuera. También he necesitado destruir lo que con tanto amor y obstinación he edificado para entender quién soy realmente, y eso ya no se resuelve con otro cambio de nombre ni de personaje, sino que escuchando a la persona que está adentro de todo eso.
Sin que nos peguemos una buena conversa en años, percibo de lejos tu desencanto, tu confusión, y también he visto tu voluntad en romper viejas estructuras que te definían o definían a tu personaje. Entonces, yo te creo si dices que el próximo es tu último álbum, pero estoy más convencido que, cuando sea realmente necesario, volverás, y no en forma de fichas, pero siendo la verdadera ficha. Más bien veo esto como otro Entretiempo.
Te soy sincero, llevo tiempo descolgado de tus últimos estrenos. Hasta hace unos años todavía recibía tus maquetas de primera fuente, me confiaste varios trabajos que fácilmente podían tardar un año en salir. Conservo aún en mis respaldos versiones no oficiales de varias canciones que después sacaste y algunas inéditas. Hasta ahí todavía me sorprendía, pero llevo tiempo en que no. De tu actual sello recibo ahora las noticias cuando hay novedades, y hasta ahora ninguna me ha dado lo que personalmente espero, porque no te miento que ya me lo tomo a personal. Yo llevo tiempo, años, esperando el mejor álbum de Rick Santino, el primero en larga duración, pero en realidad lo que quiero de ese primer álbum es escuchar a Javier Riquelme y no al personaje, tampoco un EP, ni una mixtape, ni mucho menos ser el 50% o el 25% de un proyecto colaborativo. Siempre he creído que por las tuyas, como emcee, beatmaker y productor, reúnes todas las condiciones para entregar un verdadero clásico a la escena, pero considero que un clásico a estas alturas no necesita demostrar ser lo más rapero de una manera tan literal ni por sonido ni por los punchlines que éste pueda tener, y el factor humano, ése que tienes como Javier, será el protagonista ahí. Yo estoy seguro de que ese álbum llegará y soy paciente, porque los procesos toman tiempo y también deben ser naturales. “Todo a su tiempo”, me dijo mi sensei esta misma semana, y con esas simples cuatro palabras hizo menos agónica mi ansiedad de querer llegar a algo también.
Has tenido una buena historia, no lo discuto, lo confirmo, pero la gloria, siento yo, va más allá de esas medallitas que con credibilidad conseguiste y luces. Sacaste buenas calificaciones, pero no te has graduado con los honores que mereces, sin embargo, creo que esta importante decisión que hoy comunicas quiere decirnos algo más que ni siquiera se lee entrelíneas, tal vez ni siquiera la descifras tú, sólo haces lo que sientes y estás siendo consecuente contigo. De alguna manera despides al cabro chico del piño que supo conquistar el respeto local desde un rincón de la quinta en el litoral central, para luego ser aquel inmigrante en la capital que del mismo modo convenció incluso a los más estrictos de la zona y así siguió escalando peldaños de validación que lo pusieron entre los más representativos del panorama nacional, pero ese niño ya no tiene nada que demostrar, ya toma decisiones de hombre, y esa puede ser dejar todo hasta aquí o atreverse a vivir para en un eventual futuro demostrar de lo que verdaderamente estás hecho.
Cuando pusiste defintivamente tu nombre en el mapa allá por el 2015 lo hiciste sorprendiendo, pero con la honestidad del que llega sin expectativas. Tu aporte a la escena de aquel entonces fue eso, en una época en que todo era luces y show, pero en tu caso al único público al que te debías era la familia que emprendías. Al menos yo lo sentía así. Después entraste al cypher, a la exposición, a jugar a eso de ser alguien, aunque digas que no hayas sido ni el más pegao ni el más exitoso, todos esos son parametros de comparación, de medirse y autoexigirse, de plantearse expectativas, de dejarse llevar por la seducción que ofrece el reconocimiento, sea en la escala que sea. Ganaste con mérito cada uno de tus logros, pero hay una línea que no todo el mundo está dispuesto a ver, y es identificar si el reconocimiento es una consecuencia o algo que constantemente estamos persiguiendo para sentir que estamos haciendo algo.
Te creo que quieras retirarte, pero también creo que nunca podrás dejar de rapear ni querer pegarte el show como lo haces. Yo, pana, te tengo las fichas puestas con la misma fe que la primera vez que oí Inmigrante En La Capital o NDL90S. Como Homero viendo la pelea entre la mafia de Tony el Gordo y los yakuzas, también estoy esperando que ese chiquito que está quieto ahí haga algo que de seguro será espectacular. Aún así, sea cual sea tu futuro, respeto y admiro la decisión anunciada hoy, y más aún, agradezco que hayas hecho el que ya es tu legado, uno propio, el tag que resiste en la mejor muralla de la zona.
Mi deuda pendiente con ese álbum esperado obedece más a expectativas propias, y creo que en algún momento te lo comenté. Si ahora dices que jamás aparecerás en la historia oficial, será sólo porque no quisiste, porque, te aseguro, podrías si lo quisieras, y el querer no es esa ambición ni ansiedad por ser y estar, ésas son fantasías infantiles en las que a muchos y muchas se les va la vida. Para mí, al menos, es tener la sustancia para lograrlo, y si para eso es necesario cerrar el telón para sanarse, desconectarse y reencontrarse, no me cabe duda que una nueva y más auténtica versión de ti podrá concluir esa misión. Espero que la historia oficial algún día me dé la razón y estaré ahí para ayudar a escribirla.
“La vida cambia, pero sigo tranquilo, que si esto es un ciclo volveremos al vinilo.”
Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).