De Cenzi de Makiza a Gastón Gabarró: El suicidio artístico de una pieza clave del Hip Hop chileno

De Cenzi de Makiza a Gastón Gabarró: El suicidio artístico de una pieza clave del Hip Hop chileno

El plan iba a la perfección. Llevaba un año preparándose para lo que debía ocurrir. El libro ya estaba escrito y publicado. Las otras metas eran vacacionar con sus hijos, conocer lo que nunca conoció del sur de Chile, esperar que los niños volvieran a clases y vender todas las cosas de su casa. El 11 de mayo Gastón Gabarró debería haberse subido a un avión rumbo a Canadá, el país que lo vio nacer, y comenzar una nueva vida allá. Sus hijos están creciendo, y junto a ellos, los gastos.

En marzo se informó el primer contagio por covid-19 en Chile, y en abril cancelaron su vuelo a Norteamérica. A pesar de estas complicaciones logró concretar un par de proyectos en medio del confinamiento. Realizó un último concierto vía streaming junto a Seo2, su compañero en Makiza y Némesis, dos de los grupos más importantes de la historia del Hip Hop nacional. Reeditó el disco Aerolíneas Makiza e inició un programa de videos por YouTube que, asegura, le cambió la vida. Decidir volver a Canadá es un cambio de piel, un punto de inflexión dentro de su vida. “Creo que es tiempo de que se acabe Cenzi. Es súper entretenido, pero es momento de darle más tiempo a Gastón Gabarró”, afirma.

Por Daniel Lillo y Joaquín Zúñiga.

Al inicio de la década de los noventas, el Hip Hop comenzaba a echar sus primeras raíces en suelo chileno. Paseo Bombero Ossa, en el centro de Santiago, era un punto de encuentro frecuente para los amantes de esta cultura. Chile venía saliendo de una dictadura que duró 17 años, y que, aparte de incurrir en violaciones sistemáticas a los derechos humanos, embargó el patrimonio cultural de varias generaciones. Películas como “Flashdance”, “Breakin” y “Beat Street” entregaron nociones a los jóvenes de aquella época sobre qué era esta subcultura que nació en los barrios marginales de Estados Unidos, pero aún así, el cerco cultural era muy grande. En los alrededores de Estación Mapocho, decenas de jóvenes se reunían para experimentar en torno al graffiti, el breakdance y el rap. En este contexto, con 16 años, llegó Gastón Gabarró a Chile.

Gastón Gabarró en su infancia.

Años antes había comenzado a desarrollar su gusto por el Hip Hop. En su colegio canadiense tenía sesenta minutos exactos para almorzar, tiempo que invertía sagradamente en buscar nuevos vinilos y cassettes que saciaran su hambre de rap. La mayoría ya los conocía, y cada vez se hacía más difícil conseguir algo nuevo. Eazy-E, Mc Ren, Ice Cube, Jazzmatazz y De La Soul eran parte de su banda sonora por esos años. Recorría las cuatro disquerías de rap que se encontraban alrededor de su colegio buscando nuevos títulos, pero una vez en Chile, se enfrentó a una situación distinta. No había disquerías especializadas en Hip Hop, y las que había, tenían secciones muy acotadas de este estilo musical. Le llegó el dato que en la disquería Fusión podía encontrar algunos títulos de rap. Se decidió a ir a buscar la tienda a las calles de Providencia, pero no conocía con exactitud la ubicación del local. De repente, divisó a dos jóvenes de pie sobre la vereda. Pantalones anchos, gorras y un cassette de MC Ren entre las manos, señales suficientes para asumir que escuchaban rap. Se acercó a preguntar por la tienda, y ellos le dieron las indicaciones. “Bacán, ¿ustedes siempre compran discos?”, les preguntó. Ellos les respondieron que no, que eran de la isla de Chiloé, y que solo viajaban de vez en cuando a Santiago a comprar cassettes, destruyendo así las esperanzas de Gastón de formar vínculos con gente que escuchara rap.

Años más tarde, en un ensayo de su grupo Makiza, mientras Seo2 y Anita Tijoux grababan, Cenzi comenzó a buscar entre los cassettes de su compañero algo que le llamara la atención. Entre la gran cantidad que había, un título en especial le fue llamativo. Con la etiqueta de Fusión, la disquería que hace tantos años había buscado, estaba un cassette de Mc Ren, el mismo que había visto en las manos de esos dos jóvenes raperos en Providencia. “¡Erai tú, loco! Te conozco Seo, ¡te conocí años atrás!”, le dijo Cenzi a su compañero. “Capaz poh”, dijo Seo, quien recordaba haber viajado con su amigo Okram desde Chiloé a Santiago a comprar discos. Fue así como, sin querer, Cenzi y Seo2 se conocieron en su adolescencia, desconociendo que serían amigos y miembros de uno de los grupos más reconocidos en la historia del Hip Hop nacional: Makiza.

Un hijo de la rosa de los vientos:

El pasado 2019 se cumplieron 20 años desde el lanzamiento de Aerolíneas Makizael primer disco de Makiza grabado de forma profesional. Un documental realizado por Vicente Subercaseaux llamado Makiza: “Hijos de la rosa de los vientos” y un libro escrito por Gastón sirvieron para conmemorar la historia de uno de los discos más potentes y significativos de la historia musical nacional. Con letras contestatarias, aludiendo directamente a la dictadura y la situación de los exiliados, Makiza golpeó fuerte en el panorama musical chileno.

El nombre de la banda proviene de los Maquis (sinónimo de “resistente”), grupos guerrilleros franceses que luchaban contra la ocupación nazi en su país. Estaba conformado por Anita y Seo2 en las líricas, Dj Squat en los scratches y Cenzi en los ritmos. Diferentes entre sí, el exilio, su crianza marcada por la influencia política y la necesidad de hacer rap, los unió en los encuentros de raperos en Estación Mapocho. Esta historia que compartían terminó siendo fundamental en el mensaje que entregaría el grupo a un país que aún tenía en la retina la dictadura militar de Augusto Pinochet. Junto con Tiro de Gracia, Makiza fue uno de los grupos que más repercutió en la escena de aquellos años, llegando a compartir escenario con grandes bandas nacionales como Inti-illimani, Illapu y Los Tres.

El destacado productor musical chileno Chalo González, quien ha trabajo con bandas y artistas como Chancho en Piedra, Los Prisioneros, Tiro de Gracia, Mon Laferte, Los Tres, Los Bunkers, etc., y que también trabajó en la producción de Aerolíneas Makiza, destaca la importancia del grupo y de este disco en la historia de la música chilena. Chalo siente que uno de los principales aportes de Makiza fue la visión global que traían desde el extranjero, la visión de jóvenes chilenos que retornaban del exilio a un país casi desconocido para ellos, aportando una mirada distinta. González trabajó codo a codo con Cenzi en la creación de sonidos para el disco Aerolíneas, aportando su experiencia y conocimientos.

“Es muy importante la visión de Cenzi que venía desde Canadá, quien trajo todo este talento y visión de un mundo que empezaba a ser globalizado y que empezaba a tener diferentes visiones sobre las razas, los distintos credos y culturas. Makiza golpeó fuerte en ese sentido, y además, su lírica, su música, siempre fue muy combativa y fiel a su postura. La postura firme de creer que Chile podía cambiar hacia un camino mejor. Gastón es un músico excepcional. Ha sido uno de los pilares importantes del hip hop a nivel nacional.”

Chalo destaca lo atemporal que resulta el disco, que aún 20 años después sigue sonando fresco, lo que para él es un gran legado que dejó el grupo.

“Por esos años la gente pensaba que era una moda el rap o el Hip Hop, pero en verdad son discos fundamentales de la historia musical nacional. Makiza es uno de los grupos más importantes que ha tenido la música chilena”.

Todo indicaba que Makiza se consolidaría como uno de los pilares de la música chilena, y que este exitoso comienzo solo sería el puntapié inicial de una gran y larga carrera de los “hijos de la rosa de los vientos”. Todo lo contrario a lo que iba a suceder. Con el éxito llegaron los problemas y diferencias al grupo. Para la época era una gran novedad ver una mujer rapera en la escena. Los medios y productores se enfocaban más en Ana que en el resto, queriendo darle un rol protagónico dentro de la banda, a lo cual ella y los demás integrantes siempre se negaron. Las diferencias creativas también comenzaron a hacerse presentes. Por un lado, Cenzi y Seo2 congeniaban en la forma de hacer las creaciones para el grupo, mientras que Ana no siempre estaba de acuerdo con la sonoridad del grupo, según cuenta Gastón en su libro. Por otro lado, Dj Squat comenzó a experimentar en otros géneros, lo que lo llevó a acercarse a Pánicobanda con la cual se erradicaría en Francia. A medida que pasaba el tiempo las diferencias se acrecentaban en el grupo, hasta el punto en que Anita y Dj Squat decidieron abandonar la banda.

Horas antes de que los cuatro integrantes originales de Makiza realizaran su último concierto juntos dieron una entrevista al periodista argentino Juan Data. Anita le contó extraoficialmente la decisión de separarse, pidiendo que guardara el secreto. Llegado el momento, en la Universidad de Santiago, Anita y Seo2 se posicionaron en la escalera. Dj Squat subió al escenario y puso la aguja de la tornamesa sobre el vinilo. Cenzi se encontraba abajo, en la mesa de sonido. Ambos se miraron en señal de que estaban listos para empezar. Al terminar el concierto, Cenzi divisó algo que resultó simbólico para él. Anita bajó por un lado del escenario, y Seo2 por el otro. Nunca más volvió a verlos juntos.

Anita y Dj Squat siguieron sus carreras en el ambiente underground de Francia los siguientes años, con sus respectivos proyectos musicales, mientras que Seo2 y Cenzi decidieron formar Némesis, grupo donde pudieron dar rienda suelta a su creatividad artística. Luego de la separación de Makiza, Seo2 y Cenzi viajaron a Chiloé para grabar por primera vez como dúo. Aprovecharon el contrato con Sony Music para crear Justicia Divina, un disco con sonido underground, pero con una producción profesional. Para Seo y Cenzi este proyecto musical es un hito dentro de sus carreras. Cenzi siente que sus proyectos favoritos de la vida han sido Némesis e Impossible Beats, un programa audiovisual que realizó junto a Seo2 en torno a la cultura Hip Hop. Seo realiza un análisis similar. Siente que en Némesis pudo hacer realmente lo que quería, aprovechando lo bien que se entendía con su compañero.

“Némesis nunca se acabó. Cada ciertos años hacemos un par de cosas juntos y es entretenido. Dejamos un legadito”, afirma Cenzi.

Cristian Bórquez (Seo2) y Gastón Gabarró se conocieron en las multitudinarias juntas de Estación Mapocho. Antes de comenzar a hacer música juntos eran parte de Demosapiens (DMS Crew), donde se reunían varios raperos a pasarla bien y compartir en torno a la cultura. Años después empezaron a hacer música juntos, lo que derivaría en Makiza. Después de 25 años de amistad y compañerismo, Seo siente que con Gastón han forjado un legado en la cultura del Hip Hop en Chile, tanto en sonidos como en contenido.

“Yo creo que tenemos una amistad que va más allá de tener un grupo o no. Hemos tratado de mantener eso mucho más vivo. Si bien es cierto que cuando nos juntamos somos Némesis, porque le pusimos alguna vez un nombre, en realidad siempre vamos hacer cosas juntos, porque vamos a contar el uno con el otro”, dice Seo2.

Compañeros y amigos, Cenzi y Seo2 cada cierto tiempo se vuelven a reunir para crear juntos, como lo hicieron en este show-documental que realizaron, manteniendo vigente a una de las duplas más importantes del Hip Hop nacional.

Por esos años crearon un portal web donde publicar información en torno a las tocatas. El portal pasó a un muro, donde los seguidores podían escribir, y Gastón terminó convirtiéndolo en un foro web. Era una especie de “comunidad independiente”. Gastón la organizó, e incluso grabó canciones con algunos de ellos.

“A él siempre le interesaba eso. Conocer a la gente, estar ahí, comunicarse. Yo creo que lleva en la sangre las ganas de hacer comunidad”, asegura Seo2.

Gastón es el hijo menor del matrimonio de Eugenio Gabarró y Patricia Saavedra. Debido al golpe de estado perpetrado en Chile el año 73, la pareja debió a huir a Argentina. Luego de un par de años soportando la pobreza en Buenos Aires se vieron amenazados una vez más. La “Operación Cóndor”, coordinación de regímenes dictatoriales para eliminar las disidencias políticas en Latinoamérica, se ponía en marcha. El matrimonio debió buscar un nuevo destino para seguir su vida fuera de peligro. Es así como en el año 1977 (mismo año que nació Gastón) la familia Gabarró se instaló definitivamente en Edmonton, Canadá, en calidad de refugiados políticos. A pesar de construir una vida en Norteamérica, los padres de Gastón siempre tuvieron la idea de retornar a su país natal una vez dejara el poder el dictador Augusto Pinochet.

Francisca, hermana mayor de Gastón, fue la primera integrante de la familia en retornar a Chile, pero no logró adaptarse, por lo que volvió a Canadá. Luego de este intento fallido de volver a tierras chilenas, Gastón llegó al país junto a su madre, quien a los pocos meses debió volver a Norteamérica, dejando a su hijo con cierta estabilidad en la casa de sus abuelos ubicada en San Miguel. La barrera del idioma fue un gran problema en aquellos años para Gastón. Gonzalo Gabarró, primo y amigo de Gastón recuerda que “cuando íbamos a comprar con el Gastón le decíamos, oye pide un cuarto de pichula, y como no sabía, iba y lo pedía”.

Los padres de Gastón y Gonzalo también eran primos y amigos cercanos. Se comunicaban a través de cartas en el tiempo que estuvo exiliado el papá de Gastón. Gonzalo recuerda que cuando era niño, sus padres le hablaban de su familia que estaba exiliada, a quienes pudo conocer en un viaje rápido a mediados de los 80. Gonzalo, quien ayudó en la edición y publicación del libro de su primo, recuerda cómo en los primeros años de Gastón en Chile solían juntarse en Gran Avenida para ir a tomar cerveza con amigos. “Él veía a un loco con pantalón ancho, polera norteamericana, gorro, y le hablaba altiro, le preguntaba cualquier wea. Cuando alguien tenía la polera de algún grupo de rap le decía que también lo conocía, y preguntaba dónde se juntaban. Siempre que salíamos terminaba hablando con alguien”, añade su primo y primer amigo en tierras chilenas. La música fue el medio por el cual se acercaron. Gonzalo le transmitió el gusto por The Beatles a su primo, quien esos años le regaló un disco de la banda Jamiroquai. A Gonzalo le sorprendió mucho la mezcla de ritmos e instrumentos del grupo británico. Era una banda relativamente nueva y no muy conocida en Chile. Gastón ya llevaba tiempo escuchándolos.

Las limitaciones culturales y las faltas de referentes musicales no eran las únicas diferencias que Gastón sentía entre Chile y Canadá. Había un factor que era muy llamativo, y que lograba explicar muchas limitaciones: la pobreza. Y no solo una pobreza cultural, sino que pobreza monetaria. Y eso se reflejaba en la cantidad de cassettes que tenían sus amigos chilenos, en los equipos que usaban para grabar y en la ropa que vestían. La desigualdad social y pobreza extrema que vivía Chile en esos años, y que destaca hasta el día de hoy, se le asomó frente a sus ojos durante sus primeras horas en Chile. Mientras iba en camino hacia la ciudad, desde el aeropuerto, pasó por el barrio El Salto, donde conoció las mediaguas sobre el barro, las chozas de lata y los campamentos que hasta el día de hoy perduran en la capital.

La falta de acceso a la información de parte de los chilenos era muy notoria para Gastón en los años 90, sobre todo cuando se trataba de Hip Hop. Sus conocidos chilenos escuchaban Cypress Hill, pero no sabía lo que decían las letras. Conocían a Public Enemy, y tenían nociones del significado del puño de Fight the Power, pero desconocían los detalles. Gastón asumió esa diferencia con pena. No había mucha gente con la que pudiese hablar de igual a igual sobre Hip Hop, porque la barrera idiomática limitaba muchas opciones para los chilenos. Gastón sabía los nombres de los bajistas de cada disco, de los sonidistas, productores y muchos más. Esa ventaja cultural buscó compartirla. Gracias a un compañero de curso conoció a los directores de la revista Extravaganza, donde se publicaban las novedades de la música nacional y mundial. Los directores, al notar lo mucho que Gastón sabía sobre Hip Hop, le ofrecieron regalarle discos a cambio de que él los reseñara para la revista. Una invitación que le cambió la vida, asegura. Con el tiempo se fue alejando de la revista, y comenzó a dar sus primeros pasos en la música junto a su primera crew: Demosapiens (DMS). A pesar de alejarse de Extravaganza, el nombre de Gastón Gabarró quedó plasmado en la memoria de los jóvenes que leían la revista. El día que conoció a Lenwa Dura, icónico integrante del grupo nacional Tiro de Gracia, éste le dio la mano diciéndole: “Don Gastón Gabarró, bacán conocerte. Yo te leo siempre en Extravaganza”.

Descarga “Un hijo de la rosa de los vientos” de Cenzi gratis desde AQUÍ.

De Cenzi a Gastón:

De no ser por la pandemia, Gastón hubiera tomado un vuelo el 11 de mayo hacia su país natal, Canadá. Los planes siguen siendo los mismos, apenas exista la conexión Chile-Canadá, Cenzi dejará de existir para que Gastón Gabarró comience una nueva vida, esta vez alejado de la música. Luego de una carrera de más de 25 años, Cenzi se despide de los estudios de grabación para dedicarse a un trabajo estable que le permita costear la vida de sus hijos en Chile. Ahora es momento de darle espacio a Gastón, a sus responsabilidades, a sus preocupaciones y a la música de Gastón, quien sueña con formar una banda punk tributo a The Beatles.

“Creo que es tiempo de que se acabe Cenzi. Es súper entretenido y todo lo que querai, pero es momento de darle más tiempo a Gastón Gabarró”.

A pesar de que la pandemia arruinó los planes iniciales que tenía Gastón, hay un punto que destaca y agradece hasta el cansancio. A mediados de marzo comenzó a transmitir por Facebook videos de la música que estaba escuchando actualmente. Notó que la gente se interesaba y que estaba dispuesta a interactuar, y decidió hacerlo más seguido. Un cercano le había enviado días antes un video hecho por él. Cenzi lo vio a la rápida, y no le gustó. Musicalmente lo encontró malo. Sin embargo, decidió compartirlo con la comunidad con la que estaba interactuando en el Live de Facebook, y a la gente le encantó. Se replanteó totalmente su postura frente a ese video. Ahora, viéndolo con más detalle, se dio cuenta que la canción era buena. Que el video estaba bien hecho y que la letra destacaba mucho. “Cuántas veces me habré equivocado”, se dijo, y comenzó a hacerlo más seguido. Es así como a través de YouTube, casi todos los días de la semana, transmite por las noches su programa Videos con Salsa”, donde reproduce videos de raperos nacionales que envían los mismos espectadores, y realiza entrevistas en torno a la cultura Hip Hop.

“En vez de estar Gastón escribiendo en Extravaganza está haciendo Videos con Salsa, pero siempre ha sido lo mismo. Hacer algo por el rap”, asegura su amigo Seo2.

Gastón no solo siente que este programa es un buen pasatiempo, sino que afirma que le cambió la vida, aumentando su tolerancia en términos musicales. Descubrió que hay cientos de raperos que, de no ser por Videos con Salsa, no habría conocido, y más importante, hoy valora mucho más el trabajo de esos colegas. Siente que unos minutos de su vida viendo un video representan meses para el artista escribiendo la letra, grabando la canción y juntando plata para esa pieza audiovisual.

“Pensé que no había nada más que hacer, pero este programa me hizo repensar todo. Fue como un regalo del universo. Gracias a Videos con Salsa me voy de Chile como otro ser humano. Es loco, como cuando ves una película y a los últimos dos segundos se da vuelta todo. Tuve el manso final feliz”

Dentro de un par de meses, Gastón se subirá a un avión para dejar Chile y volver a Canadá, realizando el mismo recorrido que, años atrás, lo trajo a sembrar un legado histórico en nuestro país.

Entrevista a Cenzi en La Celda De Bob:

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