Muchos links caen al DM del Instagram con un mensaje en esta misma línea: “Ahí está hermano. Ya me deja su opinión cuando pueda”, pero entiéndanme si les digo que no todos capturan tu atención una forma tan inmediata como cuando te lo escribe Rxnde Akozta. La segunda semana de abril salió V, un breve álbum o recopilatorio del cubarcelonés con cinco joyas producidas por el dominicano Rodesens, en donde Rxnde suelta y externaliza emociones a propósito de la cuarentena con un sentir muy crudo y natural, cualidad que se explica con que todo fue escrito y grabado a través de notas de voz en el teléfono durante la misma semana previa a la del estreno. Varias son las confirmaciones para acreditar que estamos encarnando una etapa dorada en las formas de hacer y conectar el rap latinoamericano, pero ésta me parece que es una maravilla de ejemplo por donde se le mire. Qué capos. Con el teléfono, de una y fue (jaja). En serio, qué capos.
Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).
“Rxnde Akozta & Rodesens, la vaina no está pa’ chistes”
V es una buena consecuencia de lo que vienen haciendo Randito y Rodesens desde que conectaron el 2018 para el álbum Qué Bolá, Asere. Después de tantas vueltas validándose como ciudadano universal con una discografía que reúne en un mismo frasco muestras de distintas tierras, Rxnde llegó a un punto de madurez en el que puede estar medianamente tranquilo para conectarse más con un presente y lo que quedó o permitió dejar junto a él en esta etapa, y entre eso creo que también está explotar la buena sintonía musical que logró con Rodesens para así dejar por un rato de recolectar sonidos de por aquí y por allá. Sospecho que esto lo hace sentir pertenecer por fin a un mismo lugar, y en esa condición más hermética lograr sellar también otros puntos de fuga para su escritura. Me atrevo a añadir que tal vez eso último permitió además que en V sean reflexiones más personales aún de las que acostumbramos de Akozta, y eso va en directa relación con el modo en el cual fue concebido, sin tanta especulación ni adornos, el rap servido crudo de la misma forma en que nació, con no más envoltorio que “el sonido turbio, pero clean” que ambos persiguen y consiguen. Y así de espontáneo también llegó al mundo aquel 5 de abril a través de un link de “YuTú” compartido por Akozta en su Instagram. Ya con los días se lanzó en demás plataformas digitales y también se han estrenado piezas audiovisuales para algunos de sus cortes.
El formato me recordó cuando en el año 2015 el sello Bistec Records presentó el álbum Caminos del cubano Gordo William, donde el productor uruguayo Dellepiane Digga se encargó de darle el sonido y la atmosfera a los registros de voz que salieron en una grabadora desde la isla cual mensaje en una botella, validando que lo que finalmente importa es el mensaje y la intención original, y todo lo demás dependerá de la genialidad con la que estos mínimos recursos se maximicen para convertir estas piezas en obras únicas en su especie. En este caso, V se presenta como un título más para sumar a la discografía, no pretende ser menos en ningún caso, pues carga tanta realidad y calidad como cualquier otro larga duración.
Ya promediamos un mes y medio de cuarentena en prácticamente todo el mundo. La principal enseñanza de esta experiencia es que nada tenemos asegurado y para nada estamos preparadxs. El proceso ha sido un viaje constante de emociones y cuestionamientos, existencialismos sin alternativa o posibilidad de evasión, pues hemos debido aprender a convivir con nosotrxs mismxs a la fuerza. Ha sido una primera etapa dura incluso para quienes romatizábamos la misantropía, entendiéndola que no es lo mismo cuando debes alejarte incluso de las pocas personas que te hacen bien. De alguna forma, pudimos comprender el privilegio de la libertad y empatizar con quienes estén privada de ella. Este disco fue escrito en esos primeros días de entender este nuevo escenario, y agarra un poco de todas esas emociones, desde la impotencia por sentirte miserable en el tablero de ajedrez de quienes mueven a sus caprichos las piezas del mundo, hasta lo analítico de revisar tu propio mundo, sean tus hábitos o acciones como las de tu entorno. A ese recorrido personal nos invita a transitar Rxnde, en sus cuatro paredes observando el interior y también por su ventana recordar la alegría de los momentos y personas atesorables. Y es que esto fue así, categórico, e independiente de todas las posibles razones u orígenes que tenga esta forma de control mundial maquillada de pandemia, a esta altura sólo puedo entenderlo como una oportunidad de revisarse adentro aquello que nos hace ruido afuera, aceptar y aprender a vivir con esas dualidades internas y externas.
Es paradójico. En Chile se nos trata de comunistas a aquellas personas que defendemos ideas e ideales más justos, que a la vez somos la población que sensibiliza con canciones como las que escribe Rxnde Akozta, pero, sólo por tener esa sensibilidad y sentirnos de alguna manera consientes, sufrimos represión y castigo de parte del Estado que no quiere que manifestemos nuestro rechazo a un sistema que ya demostró su fracaso y que es la corona de una sangrienta dictadura capitalista al servicio de los intereses de unos pocos a costa del empobrecimiento de una amplia mayoría. Entonces, en Chile, la palabra comunista por lo general es una forma de expresión despectiva desde una derecha fascista hacia quienes vean como una amenaza para sus intereses, sin embargo, Rxnde Akozta en sus letras cada vez que puede dispara contra el comunismo que lo privó a él y a su gente de sus libertades, pero no por eso Rxnde Akozta va a ser facho, como tampoco nosotrxs comunistas por defender desde este lado del mundo lo mismo que él defiende en sus canciones. Simplemente somos las personas afectadas por la ambición, ego y poder de unos cuantos, que a esta altura siento que ya ni siquiera nos identificamos binariamente con ser de izquierda o de derecha, simplemente tenemos valores e ideas que nos mueven y son universales, así como también hay formas y modelos que rechazamos, y en eso no influye si eres de Chile, Cuba, Venezuela o España, va independiente de la lateralidad o ideología que se imponga en un poder que no busca establecer nada más que poder, algo que ya estamos entendiendo conforme sanamos las heridas con nuestras propias historias y reaccionando a cuál es el juego al que han querido meternos. Hoy se está evidenciando con más claridad el colapso de los sistemas que ordenaron al mundo durante un ciclo que vamos dejando atrás, el daño ya es visible en sus estructuras y éstas más temprano que tarde se desplomarán. Ésas son las señales que viene dando el mundo hace un rato, por lo que no es casualidad que caiga el virus y el terror justamente en este momento. Ya desde las ruinas, cuando llegue el momento, veremos qué es lo que sigue en la historia y cuál es nuestro lugar dentro de ella, pero insisto en que es hora de trabajar adentro lo que queremos conseguir afuera. Sólo así podríamos respondernos una pregunta tan simple como ésta: ¿si el Hip Hop no discrimina, por qué lo hacemos quienes nos sentimos parte de él?
Por eso creo que en este proceso y misión viene bien este interludio introspectivo en la discografía de Rxnde. Durante estas semanas hemos visto casi de todo en nuestra comunidad. Lo creativo cobró la fuerza que nunca debió perdido, reluciendo para muchas personas la magia e ingenuidad de los primeros días. De pronto nadie era más ni menos que nadie, todo tomó una horizontalidad que ya ni los propios países fueron fronteras. En redes sociales, como pandemia se propagaron desafíos, salieron nuevos singles, vídeos y hasta discos como éste, maratones de lives. El encierro paralizó nuestras agendas, pero nos hizo reconectarnos, tener la pausa para escuchar los discos esos que te habían recomendado, conocer a ese artista que están entrevistando en tal medio o que alguno de tus contactos compartió porque se lanzó unas buenas barras en modo quédate en casa. Personalmente he conocido y me he encontrado con las personas, proyectos e ideas que debía conocer o encontrarme en este momento, así también he aprovechado de perderle el miedo a lo desconocido y aprender de todo eso que antes sólo eran prejuicios. Te agradezco, Rxnde, por acompañar con tu propuesta personal a esos viajes al interior de uno mismo, escuchar lo que había que escuchar, atender lo que estaba doliendo, resolver lo que estaba irresuelto. Tenemos mucho por trabajar aún, y esto sólo nos enseña que el mañana es incierto y sólo importa el hoy, que es tiempo de “amasar nuestro propio pan” y atrevernos a descubrir qué sabor tiene. En Chile esto nos jodió en medio de un proceso que pudo ser determinante en nuestra historia, pero quizás debía ser así, quizás debemos cambiar varios vicios como personas antes de querer transformar una sociedad y una estructura de país. Quizás haya sido necesaria esta oportunidad de mirarnos y conocernos, de reorganización, de prueba. Quizás no. Los días están así, a veces todo, a veces nada, a veces las dos. Lo estamos viviendo y aprendiendo, entendiéndonos con nosotrxs mismxs en el proceso. Eso es lo importante al fin y al cabo.
V cuenta con cinco canciones, así que puede que su nombre sea un cinco romano, una v de virus o un simbolo de paz o ninguna de las anteriores, pero una de esas canciones, la del “Medio”, está rapeada por Freeman, el rapero cubano que vive en Chile que hace un par de meses presentó Focus, y que es otro reflejo más de este mundo que se reordena. En el vídeo le acompañan bailando las Dillas desde Chile. Le debía esto a Randito y quería darme el tiempo de hacerlo. Ahí está, hermano. Ya me deja su opinión cuando pueda. Un saludo cariñoso para Lily (si llega a leer esto).
RXNDE AKOZTA & RODESENS – V (EP 2020)