Rap, soul y un bolero dragonballero: Aerstame & Rei presentan “Tonada estelar”

Rap, soul y un bolero dragonballero: Aerstame & Rei presentan “Tonada estelar”

A mí me encanta Dragon Ball. Quienes lean constantemente este blog lo sabrán bien, cada vez que pudo hago una analogía o referencia a la obra magna de Toriyama. Confieso que, conforme me he hecho adulto, le he ido encontrando nuevos sentidos a la sustancia de sus tramas y también a la de sus personajes. Yo sé que un día voy a reescribir su historia traduciéndola a planos de la vida real, con sus quiebres, batallas, filosofías y enseñanzas. ¿Por qué no? Jesucristo tiene su libro, y para mí es un ser de fantasía, tan fantástico, milagroso, bondadoso y salvador como lo es Son Gokú, sólo que la vida de éste y su universo de personajes es mucho más fascinante. Por ejemplo, un día, le conté esta teoría a Daniela, quien después sería la madre de mi hija:

En una nube voladora vamos hoy a viajar:

Cuando el Maestro Roshi conoce a Gokú y le obsequia la nube voladora al principio de la serie como agradecimiento por haber rescatado a la tortuga milenaria, le advierte que para montar en ella debe ser una persona de corazón puro. Gokú, con la inocencia y nobleza de su corazón, logra subirse a la nube sin problemas, ante la mirada incrédula de su amiga Bulma y del propio Maestro. Básicamente nadie podía subirse a ella. En cada intento pasaban de largo, no por ser malas personas, pero sí por por mantener pensamientos negativos, algo que es común en cada individuo, y que en la mayoría de los casos se manifiesta de forma silenciosa, como en la envidia e incluso en la falta de humildad para reconocerse como ser imperfecto. Gokú empieza a viajar por el mundo desde entonces montando en su nube y la serie va entramando su red de personajes a medida que vive aventuras. Un día conoce a Milk, una muchacha de su edad que era hija del hasta entonces tiránico Ox Satán, quien cuidaba los tesoros de su castillo que estaba en medio de las llamas de un incontrolable y permanente incendio en una montaña. Éste había sido discípulo del Maestro Roshi y a la vez compañero de aprendizaje en las artes marciales con el difunto abuelo de Gokú. Ahí ya los mundos empiezan a conectarse. Ox Satán le pide a Gokú que vayan a buscar al Maestro Roshi para que con su poder apague el fuego de la montaña. Milk le acompaña. Ese punto es muy importante en el contexto de esta historia, porque Milk es la primera persona que logra subirse a la nube con Gokú y éste puede experimentar lo que es compartir aquel íntimo espacio con alguien más. Milk se enamora de Gokú, pero éste no entiende nada de eso porque siempre vivió aislado en las montañas con su abuelo Gohan y tras su muerte se siguió criando solo, entonces Milk era la segunda o tercera mujer con la que interactuaba en su vida. La primera había sido Bulma sólo días antes. Cuando logran la misión y el Maestro apaga el fuego de la montaña con su poder, los nuevos amigos se despiden y Milk le pregunta a Gokú si cuando sean grandes volverá para pedir su mano. Él no entiende de qué habla, pero le dice que sí.

En adelante la historia comienza a desarrollarse. Gokú luego empieza a seguir las enseñanzas del legendario Maestro Roshi, pasa por muchas aventuras, entrenamientos, batallas, experiencias y crecimiento, pero entre cada historia siempre aparecía casualmente Milk como personaje recurrente. Gokú siempre se mostró cómodo con la compañía de su amiga, habitando el lugar común que era aquel vínculo de infancia, aunque nunca perdió su ingenuidad respecto a lo que son las relaciones afectivas, ni mucho menos de la heteronormatividad de ser hombre y mujer. Gokú sólo quería ser más fuerte, y el personaje sigue desarrollándose como guerrero, pasando distintas pruebas, superando sus propios límites, salvando el mundo incluso, ascendiendo a diferentes grados de maestros y entrenamientos, desde lo bruto y lo salvaje hacia la conciencia y control de su energía interior, hasta convertirse en el hombre más fuerte del mundo en una feroz batalla que decidiría el destino del planeta. Pese a todo aquello, la inocencia de Gokú se mantenía en su pureza original, no se corrompía ni alteraba. Desarrolló muchas habilidades y poderes, pero su esencia a los 19 años seguía siendo la misma del niño de 12 que inició la serie. Fue en esa misma etapa culmine de sus 19 años donde se reencuentra con su vieja amiga Milk, quien también había pasado de niña a mujer, y vuelve hacia Gokú para cobrarle su promesa de matrimonio. Gokú accede, aún sin entender qué significaba el compromiso que adquiría. Cuando aceptó en su infancia, él en realidad pensó que sólo se trataba de comida, pero, finalmente, se da a entender que no se hizo mayor problema con aceptar compartir el resto de su vida en compañía de su amiga Milk, porque ambos eran muy cómplices y además compartían su pasión y talento en las artes marciales. Por otro lado, Milk no demostraba que Gokú debiese cumplirle expectativas. Ella siempre sintió esa atracción por la persona que era Gokú, con su torpeza y descuido, pero bondadoso ante todo. Fueron dos corazones puros que conectaron en etapas ingenuas de sus vidas y de alguna manera nunca se desconectaron, hasta crecer y desarrollarse por distintas vías para volver a encontrarse cuando ya habían resuelto algunas de sus metas personales, y finalmente cumplir la promesa de infancia del matrimonio. La primera etapa de Dragon Ball finaliza con una breve aventura de Gokú y Milk previa a su matrimonio, resolviendo un problema como equipo, viajando por el mundo en la misma nube voladora en la que vivieron su primera experiencia juntos, y de un modo coherente, movilizados por su bondad en ayudar de los demás. Incluso llegan a las puertas del otro mundo, donde Gokú puede reencontrarse con su difunto abuelo Gohan y presentarle a su prometida. La última escena de la serie es el matrimonio de ambos. Luego continúa la trama de Dragon Ball Z, pero eso ya es otra historia.

La canción que hoy les presento, me recordó aquella teoría, de complicidad y complementación que es el amor más real, uno que está completamente alejado de los cánones románticos y las expectativas, sino que es ése que te permite seguir siendo tú y habitar ese espacio en donde eres más tú que nunca. En el desarrollo de toda la serie, sólo pocos personajes pueden subirse a la nube voladora además de Gokú y Milk, entre ellos sus hijos Gohan y Goten, el pequeño Upa y también Uub. Ya en las siguientes sagas posteriores al matrimonio, y siendo madre y padre, la trama se desvía de esa dualidad entre Gokú y Milk y se perfilan algunas diferencias de ideas, pero siempre como compañeros, cada quien entregándole lo que cree mejor de sí para sus hijos, a sus formas, erráticas o no, pero alimentando nuevos corazones puros para este mundo. La herencia es esa trascendencia, formar nuevos tripulantes capaces de subirse a esa nube voladora.

Recordé cuando le conté esa teoría a Daniela y su reacción fue entre risa e incomprensión. Quizás, en ese sentido, nunca estuvimos en sintonía, y era bastante probable que nos separáramos tiempo después, pero hoy recordé que alcanzamos a vivir años atrás un 14 de febrero en nuestra propia nube voladora esperando la llegada de nuestra hija que nos ha entregado mucho amor a las respectivas vidas y un trabajo de aprendizaje y autosuperación permanente. Eso queda y siempre va a quedar. Básicamente para mí el amor es eso, una energía capaz de mutar en nuevas formas, personas, historias, experiencias o situaciones. No una promesa de compromiso eterno, pero sí una oportunidad para ser y dar lo mejor de uno mientras esto exista o pueda seguir existiendo, y de otra forma, tener la madurez para soltarlo y entenderlo desde otras perspectivas. Ser simplemente Gokú, dispuesto a cosechar manzanas y ponerlas a los pies de Milk sólo con la intención de compartir un buen momento juntos, como un acto de amor y preocupación más que por seducción. Dejar que ocurra, porque si ocurre, ahí está la magia, no hay nada más que pensarle, cuestionarle o añadirle. Si se fuerza, ahí no es. Y esto aplíquese en relaciones de cualquier tipo, sean afectivas, amistosas y ojalá hasta en el amor que se tiene por tu trabajo de cada día. Al menos para mí, el amor es estar donde uno quiere estar, porque parte por quererse y respetarse, estar en plenitud contigo y así fluir para entregarle tu versión más honesta o coherente a tu entorno. Como dijo uno por ahí: “para aprender a amar a los demás, primero aprendí a amarme a mí mismo.”

Hace un par de meses recurrí a estas palabras para un texto: “Camilo y Reissel son esa misma postal perfecta de armonía y sintonía que en sus redes se proyecta.” Él y ella tienen la fortuna de vivir una relación o vínculo afectivo en donde, siendo él y ella, potencian un poderoso conjunto denominado nosotrxs. Cuando el complemento es capaz de tocar esos terrenos, se inspiran canciones conmovedoras como esta “Tonada estelar”, y, desde luego, ser dignos merecedores de montar y viajar en la mítica nube voladora.

Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).
Agradecimientos a Mingala Comunicaciones.

Tonada estelar: El canto al amor y la amistad de Aerstame junto a su compañera Rei.

No es casualidad que el día escogido para el estreno de “Tonada estelar” sea el 14 de febrero, pues en esta oportunidad el rapero realiza una ofrenda al amor y la amistad, desnudando una veta más sutil y a la vez atrevida en términos creativos, con la particularidad de contar con la colaboración de su compañera Reissel Briones (de Soul Shanti), con quien musicalmente danza a través de un dialogo que celebra un encuentro que apunta una conexión y renacimiento espiritual basado en el compañerismo más que una dinámica de amor romántico, resplandeciendo tras el encuentro el lado más humano de cada uno.

“Es la primera canción que hago con la Rei, mi esposa. Nos cantamos entre los dos, por eso tiene esa conexión especial y decidimos estrenarla en esta fecha. Aquí mezclo las raíces del bolero con el soul, y obviamente el rap. La gente que me conoce como rapero, quizás se sorprenda por esta faceta no tan habitual en mí, porque no es un rap tan rudo ni duro, sino que me puse el desafío de trabajar con armonías y relucir en la escritura un lado más tierno o sensible, hablar desde lo más puro del amor” – asegura el emcee con un tono enamoradizo, pero que también evidencia seguridad por la satisfacción de los resultados obtenidos en el proceso.

“Tonada estelar” fue compuesta y producida por el propio Aerstame en Tame House. Cuenta con la colaboración de Pera Prezz en la guitarra y Miguel Barriga en el bajo, mientras que la masterización corre por cuenta de Chalo G. Su estreno se acompaña de una pieza audiovisual animada por el realizador Herman Jopia, inspirada en paisajes y referencias de la serie Dragon Ball, influencia constante en la obra de Aerstame. El single forma parte del próximo álbum del rapero, el cual seguirá revelándose con futuros estrenos, sin embargo, este adelanto y el anterior ya están disponibles en todas las plataformas digitales.

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