Veo poca tele. Hace muchos años que estoy descontextualizado por completo de la televisión nacional, aunque nunca falta la ocasión, sea de una u otra forma, para involuntariamente terminar frente a ella en alguna de sus franjas horarias. Ahí es donde reparo en las mutaciones que van tomando las formas y contenidos de dicho medio para llegar al control y alienación de la masa promedio: ¿Cuáles son las marcas más potentes y en qué horarios las publicitan? ¿De qué forma subliminal nos dicen cuáles son nuestras farmacias favoritas? ¿Cuáles son los rostros que nos dicen qué comprar en cada fecha? ¿De qué van las teleseries en las que actúan o cuál es la línea editorial de los matinales y noticiarios que conducen? Y así discuto con el aparato en voz alta cuando doy con esos y varios otros puntos por el estilo. Encontrarse con la televisión nacional después de un determinado tiempo lejos de ella te hace descubrir de manera más cruda el modelo con el que ésta se rediseña según las contingencias del país. Por ejemplo, estas últimas semanas he pensado mucho en la grotesca forma en la que nos bombardean con la palabra “delincuentes” para referirse a cualquier noticia que tenga como culpables a ciudadanos cuyas acciones rompan el orden de la sociedad normada que nos quieren hacer creer que vivimos. Mientras el país se moviliza transversalmente para salir a las calles y exigir el fin de la impune estafa que significa el actual sistema de administración del fondo de pensiones, los titulares de los noticiarios nos atacan en sus primeros diez minutos con los titulares en los que la palabra “delincuentes” se menciona en promedio unas cuatro veces por nota. “Los vecinos están atemorizados” – remataría cualquiera de aquellos periodistas que obedecen al pie de la letra las pautas que imponen los dueños de todo, por ende de la verdad. La doctrina del shock siembra el pánico entre los propios vecindarios cuando se trata del robo de un cajero automático del banco Santander, el atraco a la sección de joyería de Falabella, o de encapuchados que en medio de una protesta saquearon la farmacia Cruz Verde. La televisión de hoy apunta, criminaliza, y morbosamente hace circo con aquel infractor cuya mayor culpa es no ser dueño de nada, y que en varios casos no es más que otra víctima de un sistema mucho más criminal que su causa judicial. Con eso no quiero justificar ni defender ninguna postura o acción, sin embargo, me pareció interesante plantearlo de esta forma al ponerme del otro lado de la crónica roja gracias a la trama que argumenta Apología Del Delito, el recién acabado LP que GCP y Ese Rocka nos invitan hoy a descubrir. Acá les va.
Por Darío Gutiérrez O. (a.k.a. Güissario Patiño).
Fotografías por Patricio Navarrete.
Para hablar del presente de estos dos emcees, el cual se materializa en el álbum que hoy estrenan, creo que lo primero es irnos a sus orígenes y la historia que los llevó a esto.
Por una parte está GCP (Guillermo Cien Pies). Oriundo de Lo Prado, específicamente de la población Santa Anita, Guillermo pasó de niño a hombre al mismo tiempo que se instruía en las distintas disciplinas que le brindaba la cultura que fue conociendo desde fines de los noventas gracias a las cintas de Cypress Hill, Mc Hammer o Kriss Kross. Como muchos, él también incursionó por varias de las ramas del Hip Hop, pero al rap es a lo que se ha dedicado de forma definitiva hace ya quince años. La escuela la reconoce en el extinto grupo En Sabia Audiencia (ESA), con quienes grabó varias maquetas que sólo fueron mostradas en los distintos escenarios a los que se subieron. Luego de esa experiencia, y con el respaldo de su amigo de toda la vida, Dj Mareas, editó los dos volúmenes de Material Científico en el 2011, los únicos registros asociados a su trayectoria, la que se ha definido en un estilo de narrativas oscuras y explícitas.
Una entrada similar al Hip Hop es la que tuvo Javier Trujillo, a quien hoy conocemos como Ese Rocka. También de Lo Prado, Rocka es recordado en el rap por sus orígenes junto al grupo Excelencia Prehispana a principios de los dosmil. Tras la separación del grupo, no oímos su voz rasposa hasta que fue invitado a participar al proyecto Diatryba, con los que alcanzó a editar un par de discos (Qué Hemos Creado en el 2010 y Cero Absoluto en el 2012). Paralelamente integró un llamativo grupo de hardcore rap llamado HATELIFE, con los que editó el álbum Vida De Odio en el 2015, concretando sus anhelos de musicalizar sus letras con una banda de fondo. También ha cosechado el éxito de los discos que editó junto a Sabotage: Sabotage en el 2013 y Cuestión De Tiempo en el 2015.
La relación de amistad entre los dos ha sido desde hace mucho tiempo: el rap nos presentó y la vida nos juntó. Cada uno estaba con los proyectos con los que nos iniciamos, pero nos juntábamos en las tardes simplemente para maquetear y hacer freestyle. Desde ahí se afiató más la visión de rap que hasta hoy sostenemos y que con los años nos llevó a comenzar a trabajar este proyecto que nació por la necesidad única de hacer rap. De alguna manera queríamos justificar la drogadicción y alcoholismo que sufrimos, y el tiempo que pasábamos discutiendo, narrando, observando, y hasta freestaleando lo que ocurría a nuestro alrededor.
Luego de que GCP finalizara los procesos que formularon a sus Material Científico, le propuso a Ese Rocka sus ganas de grabar en conjunto un disco de larga duración. Había una idea y una intención, además de una complicidad conspirativa que se acarreaba por años. Era también la época en que Rocka se integraba como vocalista de la banda HATELIFE, por lo tanto, las tonalidades siniestras de ambos estilos estaban alineadas dentro de esa armonía propia. Vale decir que las sonoridades que estos dos promueven no es precisamente el común denominador de una escena de rap como la chilena, que con honestidad nos confirma cada vez más su preocupación en querer sonar amigable a todo oído. La de los guionistas de Apología Del Delito es una sonoridad sombría y dura, pesada como el rock sin aditivos. Es un estado anímico disponible sólo para el que quiera adoptarlo, raíz que curten varios actores locales cuyas historias también se entrelazan, ejemplificándose esto en la constante relación con nombres como los de Diatryba, Maldicen, Sabotage, Dj B-Ese, Dj Matz o HATELIFE. Y éste es un nicho que se caracteriza también por el cuidadoso trato que le dan a sus proyectos, pues es difícil que deje detalles al azar. En este caso, diría que uno de los mejores aciertos está en la incorporación del ingeniero Luis Mella (Lui Terror) en las funciones de la producción. Posterior y finalmente se suma el fotógrafo Fabián Santibáñez al equipo.
El primero que grabamos fue “Infierno blanco”. Partimos con ése y seguimos grabando hasta el último tema, pero teníamos todo en bruto, porque queríamos dejar el trabajo en manos de un profesional. Fue cuando conocimos al Lui Terror y se intregró. Él tiene la misma visión de rap que nosotros, así que no fue difícil interpretar nuestra búsqueda de sonido, sin embargo, encontrarlo no fue un trabajo fácil, al contrario, ya que fueron dos años que nos dedicamos a eso, al mismo tiempo en que también avanzábamos con el disco.
Entrar al viaje de Apología Del Delito es aceptar conectarse con los relatos y la lucidez con las que se desenvuelven los fraseos y estructuras de sus autores. GCP y Rocka vienen con una historia para contar, pero ésta se nutre de distintos capítulos, todos indispensables para describir aquellos síntomas sociales con los que nos invitan a palpar la consistencia del delito, el accionar del delincuente, el límite que separa la razón sobre lo que es bueno y lo que no. Son quince canciones que no nos descuidan la trama original desde su primer minuto. Las producciones, hipnóticas y cabezonas, de baterías agresivas con caída suave, están en muy buen nivel y se nos insinúan con originalidad. Un apartado que va aumentando su presencia conforme avanzan los tracks, cuya responsabilidad recae en autores como Anibal Keepit Real, TERROR, Dj Mareas, Utópiko y Diegüelz.
La idea salió de un periódico anarquista de los cincuenta llamado “Apología Del Delito” El nombre me llamó mucho la atención, sobre todo, su visión acerca del delito: robos a bancos, motines a la policía, cortes de rutas, explosiones de torres de alta tensión, etc. Pero eran los cincuenta, entonces tomé el nombre y pensé en los tiempos de ahora. Hay cosas nuevas, pero muchas que aún siguen igual que antes. El disco muestra un reflejo del delito actual, todas sus miradas, sus puntos de vistas, sus intenciones de fondo: no es delincuencia si se mira desde el lado delincuente – GCP.
Queda claro que la irrupción en escena de la primera entrega de esta saga ofrecida por GCP & Ese Rocka no es una apuesta en vano. Apología Del Delito trae algo qué decir, verdades contingentes distintas de las que nos muestran por la tele, donde aquí se reconoce y ataca a la enfermedad y no al síntoma. Son dos emcees con mucha tabla y años de ejercicio encima, que saben por experiencia y reconocen que la mejor forma de dar a conocer un nuevo trabajo es salir a mostrarlo en vivo. Para el mes de octubre se considera la primera edición de copias físicas en las vitrinas de las tiendas de siempre, mientras que el primer vídeo clip se encuentra ya en proceso. El concierto de lanzamiento está agendado para el próximo 02 de diciembre en el Teatro Municipal de Lo Prado. Son datos que se irán anunciando por las redes de Apología Del Delito en su debido momento. Lo primero y más importante es que hoy está disponible para todos su carta de presentación, la que puedes descargar y escuchar a través de los siguientes enlaces.