Algunos lectores del blog recordarán que el pasado mes de marzo, Tresktorce, el rapper antofagastino radicado en Santiago, publicó por este espacio el tercer título de su discografía: Noches Sin Gloria, un EP bastante caprichoso en su forma, psicodélico y sobre todo personal, de una envidiable factura, teniendo en primera línea al master Gonzalo Sanzana dirigiendo la producción desde OYE, y tras él un privilegiado equipo de profesionales funcionando para que cada cosa quede en su lugar. Si bien era sabido que Noches Sin Gloria no sería la pieza maestra del frontman de Apolo-Kat, más que nada por lo atrevido de su propuesta, logró hacerse del público necesario a las expectativas del autor, quien lo reconoce como el hijo repugnante al cual no puede dejar de querer, y es que para empatizar con un trabajo de esa naturaleza hay que llegar a conectar con el lugar y el estado mental más cercanamente posible al que argumentó su escritura. Logrando eso yo diría que estamos al otro lado, y desde ahí vienen los créditos y elogios a los involucrados por definir tan precisamente aquella egoísta atmósfera. Aunque, claro, una de las ventajas de esta era de inmediatez es que si no fue por “h”, por “b” sigue siendo una opción rentable de darle con facilidad una segunda vuelta a los propósitos, o al menos así es como veo la representación que el clip “Oscuro deseo” nos resume de la obra, siendo a su vez el mejor vehículo con el cual adentrarnos en su viaje.

Nada mejor que un buen riesgo para rematar una jugada que de por sí ya es arriesgada. Si bien Tresktorce se caracteriza por no dejar a la suerte sus decisiones, al menos en lo musical, ésta vez fue mitad instinto y mitad cálculo, en consecuencia quizás con el origen apátrida de su obra. El vídeo clip de “Oscuro deseo” es a mí parecer algo hasta ahora inédito en la clasificación del rap chileno, más aún dentro de las ofertas más actuales, con categoría y la capacidad de darle un giro positivo a uno de los cortes que en lo musical no es de los más brillantes que ofrece la placa, eso en comparación con otros como “Sácate la pasta” o “Sombras en la pared”. En la dirección figura Maximiliano Avendaño de la productora Audiovisuales El Horno, quien reúne en su equipo a Rodolfo Vivanco en la asistencia, Ariel Fuentes, quien se luce con la soberbia dirección de fotografía que adquiere la pieza, y Sebastián Aguirre dando los remates de edición y post-producción. La trama la protagoniza la actriz Natalia Goñia y Demian Cáceres (Tresktorce), siendo a la vez personajes secundarios del vertiginoso Santiago nocturno, el que se revela en este rodaje con la crudeza y hosquedad que pocas veces se narra en historias y conflictos románticos como el que entrelíneas intentó bosquejar el guión, el que pese a todo buscó defender la tonalidad sombría y vagabunda del EP, legando una pieza única y que seguramente despertará la recomendación de muchos de los más juiciosos consumidores de música, traspasando con facilidad las casillas del rap.

A cuatro meses de su publicación, Noches Sin Gloria adquiere un segundo y necesario aliento para incorporar en su opinión a los rezagados, esto mientras Tresktorce se mantiene imparable en la ejecución de los próximos proyectos, entre los cuales la bandita de los Apolo-Kat toma prioridad, fraguándose desde Mandarina Estudio planes interesantísimos de tener en el entrecejo… y háganme caso en lo último, quiero que en un futuro no muy lejano me digan “Patiño, tenías razón”. Yo sonreiré con arrogancia disfrazada en una máscara de humildad, como buen rapero que intento ser.