Se me ha dado en conversaciones, no con pocas personas, que la productividad del rap chileno durante este 2014 ha estado particularmente inerte. Claro, eso si lo comparamos con años anteriores. Le di un par de vueltas a esto último y llegué a la idea de que no me parece que sea tan así. Es cierto que entre los nombres de los que más podría esperarse un “algo” no ha habido mayor ruido, me refiero a los que vienen sonando fuerte de un tiempo a esta parte, sin embargo, creo que no dejándonos cegar y traicionar por aquel instinto hype de entender el rap criollo, este receso (si se quiere o necesita comprender de alguna forma) nos ha permitido dar espacio, oído y tiempo a otra camada de propuestas que probablemente con más polvo levantado en la cancha se nos haría más difícil de reconocer. Hablando por mí (como suelo hacerlo),  puedo agregar que he tenido la oportunidad de conectarme principalmente con lo que está pasando en las regiones y también en la otra cara del rap santiaguino, ése que queda absolutamente desplazado y anulado cuando desde otras ciudades se reclama que Santiago no es Chile, en alusión a no más de quince o veinte grupos de la capital.

Okey, también estoy de acuerdo con que Santiago no es Chile, pero ese Santiago tampoco es todo Santiago, donde detrás de esos quince o veinte nombres hay otro centenar de grupos también trabajando concienzudamente en lo que creen. Ejemplo de todo lo anterior son Diatryba, un grupo que hasta hace menos de un año mantenía su ritmo de trabajo habitual, con dos títulos editados bajo el brazo, su discreta cuota de seguidores que los avalaban no de mala forma, pero en términos de alcance se alejaban bastante de estar entre las principales referencias del rap chileno. Abriendo el 2014 lanzaron su placa Cero Absoluto: La ley del más fuerte, trabajo que respeta la misma norma y enfoque de lo que vienen haciendo desde siempre, que respondió también a un nivel in crescente de profesionalismo con el que se cuida trabajar, pero esta vez generando un destape que permitió que su mensaje y planteamiento se expanda considerablemente a lo que su encerraba su nicho. ¿A qué creo que se debe esto? Ciertamente al mérito del trío compuesto por La Interrogante, Logan el Shock y Dj B-Ese, pero también a que hay una voluntad distinta entre los oyentes de darse el tiempo de escuchar y conectarse con una obra del calibre de la que nos comparte Diatryba, reconocida por ellos mismos como muy compleja de masticar, aunque ésta vez no tuvieron excusa alguna, pues con facilidad Cero Absoluto: La ley del más fuerte se instaló un seis de enero en las listas de reproducción del oyente chileno y validó al grupo con el reconocimiento que tanto merecían sin jamás perseguirlo, logrando incluso reseñas y entrevistas en países como México y España. Diatryba son sólo un ejemplo de una escena nacional que está ahí, trabajando a lo hormiguita, no esperando ningún momento, pero sobrexigiéndose en cada nuevo paso sin esperar a que la suerte venga a tocarlos para estar en la referencia de una conversación de rap.

A siete meses de la publicación de su último larga duración corresponde el estreno del primer vídeo clip, argumentado en el sencillo “Las voces del templo”. Me dio gusto ver la expectación que ha generado este lanzamiento, porque es prueba de que su actual placa no fue para nada un producto desechable, y manteniéndose en la autonomía de producir sus ideas a libre albedrío, apuestan por un concepto fiel al de ese rap oscuro y bastardo que los define. Cristian Crespo estuvo en la dirección luciéndose una vez más como uno de los más completos y versátiles realizadores audiovisuales del catalogo rapero nacional, a su lado estuvo Isabel Riffo matizando líneas en la dirección artística, y en la idea original… bueno, sólo el mismo Sebastián Villarroel (Logan el Shock) podía ser capaz de explicar cuál era la loca idea para remedar los ecos de estas voces del templo y plasmarlas en vídeo. Undertaker, sacúdete en tu cripta.