De ser un completo desconocido, escuchar La Receta pasó a ser prácticamente parte de mi desayuno todas las mañanas, y como el trato indicaba que el seguimiento de esta noticia acabaría cuando el disco esté en las calles con un comentario sobre él… acá se los dejo.
Por: Güissario Patiño.
Partamos por algo en concreto, La Receta es el más puntual ejemplo de que para producir Hip Hop no existen límites. Con esto me refiero a que Nick Calaveras elaboró un disco libre… libre en ideas, libre de estructuras, libre en su capacidad de jugar y experimentar, libre de complejos, libre de encasillamientos y fronteras; y es que si buscáramos una definición más exacta, nada más le damos play al prólogo de El Crea, que dentro de sus descripciones resalta la frase “el modus operandi ya no es más de lo mismo”. La fiesta y la activación de los sentidos nos la trae después Juan Sativo y Tea Time, pero no con dancing, sino que con la respuesta de frentón a cada uno de los cuestionamientos en los que se han visto; así como Seo2 nos da convicción en sus acciones al verlo orgulloso de su consecuencia tras tantos años en “Si un día”. –No creo que los cabros estén descontinuados, lo que pasa es que no han sabido trabajar con gente que entiende lo que ellos necesitan y en eso se han descuidado, pero mira lo que pasa cuando les dai lo que les sirve – afirma Calaveras en una de las visitas a su estudio, y claro que tenía la razón.
Cosa rara hasta el momento es describir tanta sensación, pero así no más es la cosa. El estilo y la actitud corre a manos de James Manuel con “Detestable” y de Vitami con la re-edición de “Señales”, así como la frescura en los bangs! de Ceaese.
Sólo por un asunto de preferencias e ideales, apuesto por la aparición de Búfalo Dit con “Nadie Sabe”… y es porque no se puede negar que la crudeza y esencia del rap la escupe con mayor autoridad este proclamado monstruo, seguido muy de cerca por Vaskular y Arrowax con Lms, que logran efectos símiles; mientras que Anzestro y Pato Dus nos ponen la cuota de realidad y reacción, barajando las cartas sobre la mesa de esta receta con objetividad y altura de miras, agradeciendo en particular la creación de estrofas como “…no traje mensajes, yo los incito al desastre, bombardearemos los miedos, aniquilar la frustración… ésa es la misión cuando tus armas son tus manos y el motor tu corazón, se manifiesta en forma plena en un puñado de canciones”.
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No quiero hablar ni de delicatesen, ni de gourmet, ni ningún otro término kitsch; quiero reconocer y avalar la obra del productor porque sencillamente es el disco que hacía falta escuchar en Chile. Nick Calaveras representa una identidad en sonido, hábil manejo del sample, patrones simples y reiterativos, pero con sutiles arreglos y una cuidadosa mezcla, todo trabajado bajo un gran asesoramiento y premeditado concepto. Estribillos contagiosos, ideas musicales capaces de abordar distintas orejas sin dejar de sonar a rap, en un disco rápido e hiperactivo sonoramente. Me atrevo a decir que siento que pierde fuerza en el último tramo, quizás no repetirle tanto el plato a algunos artistas y aprovechar la producción con otras ideas hubiera sido mejor alternativa para rematar con la misma energía que se inicio el primer track La receta ya está lista, ahora déjala correr…